II Domingo de Pascua. Divina Misericordia

II DOMINGO DE PASCUA
Domingo “in albis”. Domingo de la Divina Misericordia
(Act 5,12-16; Sal 117; Apc 1,9-11a.12-13.17-19; Jn 20,19-31)

TEXTO DEL EVANGELIO

Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
-«Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás:
- «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: -«¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20)

CONTEMPLACIÓN

¿Cómo, Señor, puede uno confirmarse en la fe palpando las heridas? ¿Por qué te has mostrado con las señales de tu Pasión, cuando ya estás glorioso? ¿Qué quieres decirnos con tu invitación a palpar las huellas de tu entrega?

En el encuentro de Jesús con el apóstol Santo Tomás, cuando el Señor acepta lo que quería el discípulo, palpar los agujeros de los clavos, se descubre el mejor testimonio de que el Crucificado era el mismo que el Resucitado. Por ello, nuestras heridas recuperan un sentido profético, y son ocasión propicia para ungirlas de luz pascual.

El bálsamo que enjuga nuestro sufrimiento es, sin duda, la misericordia divina. Gracias al perdón y a la compasión de Dios, nuestras historias más negativas se pueden convertir en experiencias trascendentales y luminosas, por el conocimiento de nosotros mismos que nos dejan y la sabiduría que nos aportan.

Traigo como ofrenda de Pascua las palabras sobre la misericordia divina que el papa Francisco nos está regalando en todas sus intervenciones; es el secreto para avanzar por el camino de la existencia en vez de resentidos y humillados, agradecidos y creyentes. Sólo en las palabras que nos dirigió en el premier “Angelus”, cita por 10 veces la misericordia:

“Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso esto de la misericordia”.

“El mensaje de Jesús es éste: La misericordia. Para mí, lo digo con humildad, es el mensaje más fuerte del Señor: la misericordia” (Homilía V Domingo de Cuaresma).

“Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo. Él ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma”. (Homilía, Domingo de Ramos).

“En realidad, Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta es la Cruz de Cristo: una palabra que es amor, misericordia, perdón”. (Palabras en el Via Crucis).

Una oración avalada por el Evangelio es la del ciego de Jericó: “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”. Y se le abrieron los ojos.
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