No llamaremos dioses a las obras de nuestras manos III Viernes de Cuaresma

El camino espiritual no es cuestión de brazos, sino fruto de la gracia y de una colaboración generosa

III Viernes de Cuaresma

«Asiria no nos salvará, no volveremos a montar a caballo, y no llamaremos ya “nuestro Dios” a la obra de nuestras manos. En ti el huérfano encuentra compasión». (Os 14, 4)

Quizá hay que llegar al agotamiento, por el esfuerzo en conseguir, a base de brazos el objetivo; a la saciedad, en el consumo de los bienes; al límite, por el intento de valernos por nosotros mismos, para comprender lo que dan de sí las cosas, e incluso las relaciones humanas.

Pensamiento: “Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, Dios da el pan a su amigos, mientras duermen” (Sal 126, 2).

Propuesta: Actúa como si todo dependiera de ti, sabiendo que todo depende de Dios.

Cuestión: ¿Te sientes agotado, escéptico, desengañado, por no conseguir tus objetivos? O ¿Te sientes confiado, con la sabiduría de haber puesto tu quehacer en las manos de Dios?

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