En tiempos menesterosos Vigilia de Pentecostés

Plegaria al Espíritu Santo

Plegaria al Espíritu Santo 

Espíritu Santo, Aliento de vida, susurro bondadoso,

que concedes a todo ser la existencia,

no permitas que desperdiciemos la vida, ni que la maltratemos.

Espíritu Santo, mira nuestra fragilidad,

nuestra débil condición humana y fortalécenos.

Sé Tú el mejor samaritano que cure nuestras heridas.

Tú, Huésped interior, que conoces nuestras entrañas,

y nos habitas por dentro, líbranos de nuestros miedos,

de tantos pensamientos inútiles y fantasmas como nos invaden.

Tú, que eres el Amor divino, ven en ayuda urgente,

defiéndenos de toda violencia, enfrentamientos,

rencores, venganzas y hasta odios.

Espíritu Santo, nuestro Consejero,

Quien a la espalda nos habla y nos presta el conocimiento

de lo que es bueno y mejor para permanecer en esperanza.

Compañero y amigo del alma, no renuncies a caminar

a nuestro lado, por más que avancemos

un tanto inconscientes, creyendo que es nuestro lo que es tuyo.

Fuego ardiente, purifica nuestra conciencia,

acrisola nuestra voluntad, perdona nuestros pecados,

da luz a nuestros ojos, limpieza a nuestro corazón.

Tú eres el Rocío del cielo, el agua que hace germinar el amor,

moción consoladora, gozo interior,

revélanos siempre el querer divino, para que sigamos tu voluntad.

Abogado defensor, no sabemos defendernos de nosotros mismos,

sé Tú nuestra mejor coraza, yelmo, escudo,

que nos libre de las insidias del Malo, y de los afanes mundanos.

Orante permanente, que rezas en nuestro templo interior,

intercede, si es preciso, con gemidos inefables,

para que nuestra oración, alabanza, súplica sea agradable a Dios.

Consolador, más que nunca necesitamos que nos asistas

con tu intervención favorable, cuando padecemos la prueba

de la enfermedad, de la quiebra de tantos proyectos y trabajos.

Tú, Inspirador de la belleza, del arte, la poesía, el bien hacer,

que no nos falte, en medio de tanto dolor,

la claridad de tu luz transfiguradora hasta de la muerte.

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