Solo Dios es Dios XIII Domingo Tiempo Ordinario

La pertenencia a la familia de Dios

XIII Domingo del Tiempo Ordinario

Textos bíblicos

 “Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodécima. Pasó Elías y le echó su manto encima. El abandonó los bueyes, corrió tras de Elías y le dijo: «Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre y te seguiré». Le respondió: «Anda»” (1Re 19, 19-20).

A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios» (Lc 9, 59-62).

Comentario

Si por un lado observamos la concordancia que se da entre el texto del libro de los Reyes y el del Evangelio, pues los dos se refieren a la llamada-vocación, por otra parte, mientras el profeta consiente que Eliseo se despida de sus padres, Jesús parece exageradamente duro al impedir no solo despedirse, sino enterrar al propio padre. Sorprende aún más la exigencia del Maestro si se tiene en cuenta que es un precepto de piedad enterrar a los muertos, y mucho más a los de la propia familia.

La radicalidad que muestra Jesús no significa falta de sensibilidad humana, sino la relación que nos ofrece el Señor, la de hacernos hijos de Dios, y nada ni nadie debiera suplantar esta relación.

El Evangelio supera las relaciones biológicas de la carne y de la sangre, y revela una nueva filiación y una nueva fraternidad. Jesús, incluso respecto a la relación con su Madre, asegura: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 8, 21).

Cuestión

¿Te sientes libre en tus relaciones? ¿Descubres la libertad de los hijos de Dios?

Volver arriba