Domingo 2º Cuaresma C (17-03-2019)

        La cruz y la alegría del amor nos realizan

Comentario: “manteneos así, en el Señor, queridos” (Flp 3,17-4,1)

Comunidad de mayoría femenina

Cordial carta de Pablo, dirigida a una comunidad de mayoría femenina: “el sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido...” (He 16, 13-15.40). Destaca Lidia, bautizada con su familia. Les ofreció su casa y Pablo consideró obligado hospedarse allí. Comunidad, comprometida y cordial, llegó a enviarle ayuda personal y económica en diversas ocasiones (Flp 4,15s). 

Imitadores de Cristo, como nosotros

Literalmente: “sed coimitadores míos, hermanos, y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis, nosotros” (v. 17). La comunidad “evangelizada” es invitada a vivir co-imitando (simmemetaí mou) a Pablo y compañeros (comunidad “evangelizadora”). Similar invitación más adelante: “lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra” (Flp 4,9). En 1ª Corintios aparece claro que todos “co-imitan” a Cristo : “Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo” (1Cor 11,1). Y también: “Vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la Palabra en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya” (1Tes 1,6-7).

Dos mentalidades de siempre

  1. a) Los centrados en la Ley descuidan la libertad del Espíritu:

Se atienen a las obras prescritas. “Enemigos de la cruz de Cristo”: que vino por amor a la vida, a la salud, a la libertad... “Su paradero es la perdición”: el egoísmo, el odio, el destrozo de la persona esclavizada... “Su Dios, el vientre”: “Dios” queda honrado con las prácticas sobre alimentos. “Su gloria, sus vergüenzas”: la circuncisión del prepucio. “Sólo aspiran a cosas terrenas”: centrados en lo terreno. Su religión son los ritos y prácticas materiales: ayunos, rezos y ritos, limosnas, comidas, etc.

  1. b) Los centrados en el Espíritu viven la libertad del Espíritu:

Libertad puesta al servicio del amor; “nosotros somos ciudadanosdel cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo” (3, 20). En la carta a los Colosenses: “aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra” (Col 3,2). La vida, animada por el Espíritu, está centrada en las actitudes de Jesús. Nuestro culto consiste en la fe o confianza en el Amor ilimitado del Padre, y en la ayuda al necesitado, “las obras del Padre”. “Cristo transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo” (3, 21). La solidaridad de Cristo lleva consigo la transformación gloriosa, iniciada por su Espíritu, consumada tras la muerte. “Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y corona, manteneos así, en el Señor, queridos” (4, 1).

Oración: “manteneos así, en el Señor, queridos” (Flp 3,17-4,1)

Jesús, el Amado del Padre y de nosotros(Ef 1,6):

“el Hijo, el Amado, el Elegido” (Mt 3,17; 17,5; Mc 1,11; 9,7; Lc 3,22; 9,35);

cuya experiencia fundamental fue sentir el amor del Padre (Jn 15, 9; 17, 23-26);

quien “viste el cielo abierto” tras ser bautizado por Juan;

el abrazado por el Misterio inabarcable, lleno de su Espíritu (Lc 10,21).

tu alegría, Jesús, era hacer “las obras del Padre”:

liberar del sufrimiento y procurar que todos coman y vivan;

no acumular dinero ni lujos, sino compartir lo que tienes;

no dominar a nadie, sino servir a la alegría;

ayudar a ser libres, a vivir en tu mismo Amor, a ser solidarios.

Hoy invita Pablo a seguir su camino que es el suyo:

sed coimitadores míos, hermanos y fijaos bien en los que viven

según el modelo que tenéis en nosotros” (Flp 3, 17); 

Pablo ha sido transfigurado por el amor manifestado en ti, Jesús:

mi vivir es un vivir de la fe en el Hijo de Dios,

que me amó y se entregó por mí” (Gál 2,20).

Desde su vida creíble nos pide:

haceos imitadores míos, como yo de Cristo” (1Cor 4,16; 11,1);

practicad lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí” (Flp 4,9).

os hicisteis imitadores nuestros y del Señor...

os convertisteis en modelo para todos los creyentes” (1Tes 1,6-7)).

¿Osaremos hoy pedir a nuestros hermanos cristianos

que “de común acuerdo imiten” nuestra conducta?

¿Se atreverá la Iglesia, la diócesis, la parroquia, la pequeña comunidad...

a proponer como “modelo” al Vaticano, a la curia diocesana,

a nuestra parroquia, a nuestra comunidad más cercana...?

Hoy, como entonces, el centro de la vida cristiana es el Amor:

es aquí donde podemos encontrar la fuente y la guía;

oyendo a tu Espíritu, sintonizamos contigo, Jesús Amado;

actuando como tú, llevados por el amor del Padre, somos tuyos;

arrostrando la cruz y la alegría del amor, nos realizamos, nos salvamos.

Pero, ¡ay, Jesús!, nuestra enemistad con tu cruz es clara:

hasta nuestra oración está viciada de egoísmo;

casi siempre pedimos por nosotros, nuestra familia y amigos;

solicitamos a todos que pidan por nosotros;

comerciamos contigo con ofrendas a cambio de favores...;

las prácticas religiosas, las normas, nos han embrujado (Gál 3,1ss);

huimos de la cruz que trae consigo la libertad evangélica;

disentir y pretender cambiar es desafección, traición, desamor;

discutir,elegir, echar a suerte... era cristiano en los primeros siglos (He 1,26; 15);

hoy no se pueden tocar ciertas leyes (celibato, ministerios...)

aunque impida la eucaristía y el cuidado de las comunidades,

aunque haya presbíteros casados dispuestos y probados...

Ayúdanos, Jesús, el Amado, a revisarnos desde tu amor:

nosotros somos ciudadanosdel cielo”, movidos por tu Espíritu;

sólo tu amor, gratuito, nos salva, nos alegra, nos realiza;

sólo tu amor hace de nuestra vida un buen servicio a los demás;

queremos parecernos a tu persona histórica, trabajadora, humilde;

nos sentimos amados por el Misterio divino, que es Amor;

deseamos dialogar con todos, aceptando lo bueno, lo verdadero, lo justo...;

renunciamos a todo poder y apariencia de robustez inexistente;

damos la cara por defender los derechos y deberes básicos de la vida;

seguimos tu ejemplo, el de Pablo y el de tantos que han seguido tus huella.

Rufo González

Leganés (Madrid), marzo 2019

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