"Volver a los momentos luminosos en que experimentamos el llamado del Señor a consagrar toda nuestra vida a su servicio” (Papa Francisco). Domingo 27º TO C 2ª Lect. (06.10.2019)

Hay que avivar nuestros dones con el Espíritu de Jesús

Comentario: “Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en tipor la imposición de mis manos” (2Tim 1,6-8.13-14)

La segunda carta a Timoteo es considerada el “testamento” de Pablo. Reúne escritos esporádicos de Pablo, aplicados a la situación de comunidades del s. I. Timoteo, en la mayoría de sus cartas, es remitente conjunto (1Tes, 2Tes, 2Cor, Col, Flm, Flp), o compañero (Rm 16,21; 1Cor 4, 17; 16, 10-11). Le trata como hijo:se puso conmigo al servicio del Evangelio como un hijo con su padre... (Flp 2, 19-24). Ahora, cuando cree cerca la muerte (2Tim 4,6), le reclama: “procura venir enseguida a mi lado... tráeme el manto, los libros y los pergaminos (2Tim 4, 9.13). Le intima su deseo más ardiente: ser fiel a la fe y al servicio comunitario. Para apoyar la fidelidad le da tres motivos: la “imposición de manos”, la voluntad salvadora de Dios y su ejemplo. Hoy leemos el primer estímulo: avivar el carisma recibido con “la imposición de manos”.

Al responsable de la comunidad: “Te recuerdo que reavives(“anadsopirein”) el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos” (v. 6). El verbo original griego (“anadsopirein”) tiene tres raíces: aná (sobre, encima de, arriba), dsao (vivir) y pir (fuego). Literalmente: “avivar el fuego de arriba”. Es lo que el Papa Francisco llama “la memoria deuteronómica de la vocación: volver a los momentos luminosos en que experimentamos el llamado del Señor a consagrar toda nuestra vida a su servicio”. Es una evocación histórica, (-deutero-nomos: segunda ley) de la primera llamada de Dios. “Nos permite volver «a ese punto incandescente en el que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino y con esa chispa volver a encender el fuego para el hoy, para cada día llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas. Con esta chispa se enciende una alegría humilde, una alegría que no ofende el dolor y la desesperación, una alegría buena y serena»” (Francisco: Carta a los sacerdotes, 24 agosto 2019).

Pablo conecta el Espíritu (fuego) con el “don de Dios”, recibido por la “imposición de manos”. Es la vocación a servir la Palabra, los sacramentos, la fraternidad. Se conoce por las cualidades y la voluntad de ejercerlo. Lo autentifica la comunidad con sus servidores. Lo reaviva el Espíritu, “pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza” (v. 7). Consecuente con este regalo, “no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios” (v. 8).

Los vv. 13-14 resumen la exhortación paulina: “Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús” (v. 13). “Modelo” (“hipotíposis”: “hipó”: debajo, y “tipóo”: modelar; hipotiposis es una figura retórica por la que se presenta como un bosquejo, cuadro o visión resumida). “Las palabras sanas” dichas en “la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús” son “modelo, bosquejo, compendio” de la vida cristiana. “Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros” (v. 14). “Depósito”: “lo fundamental cristiano”, las “palabras sanas” surgidas de “la fe y amor que hay en Cristo Jesús”. El Espíritu, que nos habita, nos da testimonio de su verdad (Rm 8,16).    

Oración:Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en tipor la imposición de mis manos” (2Tim 1,6-8.13-14)

Jesús, fiel siempre al Espíritu de Dios:

leemos hoy parte del “testamento” espiritual de Pablo;

a Timoteo, su cooperador entrañable (1Cor 16,10-11; He 19, 22);

hermano nuestro y colaborador de Dios en el Evangelio” (1Tes 3, 2);

hijo mío querido y fiel en el Señor” (1Cor 4,17),

no tengo a nadie tan de acuerdo conmigo,

que se preocupe lealmente por vuestros asunto;

todos buscan su interés, no el de Jesucristo;

se puso conmigo al servicio del Evangelio

como un hijo con su padre... (Flp 2, 20-22).

Esta intimidad se despliega en esta segunda carta:

Pablo, en prisión, cree cerca la muerte (2Tim 4,6);

como un padre moribundo pide tener a su hijo junto a él:  

procura venir enseguida a mí lado...

El manto que dejé en Tróade, en casa de Carpo, tráelo cuando vengas,

y también los libros, sobre todo los pergaminos (2Tim 4, 9.13);

a la vez que le entrega su deseo más ardiente:

Te recuerdo que reavives el don de Dios

que hay en ti por la imposición de mis manos” (2Tim 1, 6).

Pablo había descubierto la vocación ministerial de Timoteo:

se preocupa lealmente de vuestros asuntos;

no busca su propio interés, sino el de Jesucristo;

se puso conmigo al servicio del Evangelio” (Flp 2, 20-22).

Ante estas actitudes y aptitudes, Pablo le impuso las manos,

reconociendo el don de Dios para evangelizar,

dar vida de Espíritu y cuidar el Amor cristiano.

Le recuerda el Espíritu que “nos habita” por el bautismo:

es un “fuego” que da vida y reaviva todo don de Dios;

es “espíritu de fortaleza, de amor y de templanza”;

no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaeren el temor;

habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,

en el que clamamos: ¡Abba! ¡Padre!;

ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu

de que somos Hijos de Dios;

y, si hijos, también herederos:

herederos de Dios y coherederos con Cristo;

si sufrimos con él, seremos también glorificados con él” (Rm 8, 15-17).

¡Qué bien entendería Timoteo a Pablo!:

reaviva”: conecta el fuego con los dones recibidos de Dios;

reaviva el don recibido al imponerte mis manos”:

- cuida el Evangelio “con el mismo Espíritu con que fue escrito” (DV 12);

- cuida los símbolos del Dios “que trabaja siempre” (Jn 5,17):

- cuida que sea posible “comer la Cena del Señor” (1Cor 11, 20);

- cuidael amor paciente... que excusa, cree, espera, soporta” (1Cor 13,4-7).

Hoy recordamos especialmente:

aquienes trabajan entre nosotros

cuidando de nosotros por el Señor y amonestándonos;

mostradles toda estima y amor por su trabajo” (1Tes 5, 12-13);

que “reaviven su servicio” con tu Espíritu,

no espíritu de cobardía, sino de fortaleza, amor y templanza”;

que “no se avergüencen del testimonio de nuestro Señor;

que tomen parta en lospadecimientos por el evangelio...”.

Preces de los Fieles (D 27º TO C  06.10.2019)

Jesús, por el bautismo nos ha hecho a todos “reino y sacerdotes para Dios, su Padre” (Ap 1,6). Nos ha consagrado por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual y sacerdocio santo...” (LG 10). El Espíritu, según su voluntad, nos da dones, incluso extraordinarios, para bien de todos. Pidamos ejercer los dones recibidos, diciendo: “Aviva nuestros dones con tu amor.

Por todas las personas:

- que interpreten sus cualidades, sus valores, como regalo del Creador;

- que pongan sus talentos y bienes a disposición de todos...

Roguemos al Señor:Aviva nuestros dones con tu amor”.

Por los dirigentes de la sociedad:

- que sean elegidos y aceptados por la comunidad;

- que en su servicio busquen en el bien común desinteresadamente.

Roguemos al Señor:Aviva nuestros dones con tu amor”.

Por los más débiles y necesitados:

- que sean la prioridad de los gobernantes y de todos;

- que trabajen con toda su energía por superar la situación.

Roguemos al Señor:Aviva nuestros dones con tu amor”.

Por nuestros servidores(obispos, presbíteros, diáconos, catequistas...:

- que cuiden el anuncio del Evangelio y la celebración comunitaria;

- que animen el amor, la solidaridad, las relaciones sanas...

Roguemos al Señor:Aviva nuestros dones con tu amor”.

Por las intenciones del Papa (Octubre2019):

- “el soplo del Espíritu Santo suscite una nueva primavera misionera en la Iglesia”;

- que todos nos sintamos misioneros del amor evangélico..

Roguemos al Señor:Aviva nuestros dones con tu amor”.

Por esta celebración:

- que nos sintamos acogidos, perdonados, comprendidos, unos con otros...;

que encontremos con el Espíritu de Jesús, que cuida y reanima;

Roguemos al Señor:Aviva nuestros dones con tu amor”.

Aviva, Padre nuestro, con el fuego de tu Espíritu, nuestra vida: que esta celebración nos haga crecer en “fortaleza” para hacer el bien, en “amor” generoso como el tuyo,

en “templanza” para comprender tu voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo, Hijo tuyo y hermano nuestro, que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, octubre 2019

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