Nuestra Iglesia católica no siempre es “signo de fraternidad que permite y vigoriza el diálogo sincero” Domingo 32º TO C 2ª Lect. (10.11.2019): “Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro”

“El amor de Dios y la paciencia en Cristo” es el camino cristiano

Comentario: “hacia el amor de Dios y la paciencia de Cristo” (2Tes 2,16-3,5)

Mantener las convicciones de Jesús pide la primera exhortación, final del 2º capítulo: “Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas” (2,16-17). Ya había dicho que no cunda la alarma ante la venida de Jesús: no hay revelación alguna de dicha inminencia. Sucederán apostasías, incursiones del mal, empecinamientos en la mentira y el odio, etc. El creyente tiene como base el hecho de vivir. En este hecho ve la voluntad de Dios que elige para la vida: “la gracia” de Dios, su “amor primero”. Gracias a Jesús, sabemos quenos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa”. Así lo manifiesta Jesús al pedirnos amar como ama el Padre del cielo: “será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo” (Lc 6, 35-36). Al creer a Jesús recibimos su Espíritu, que es “fuerza para toda clase de palabras y obras buenas”.  

La segunda exhortación se inicia con un ruego por los misioneros; “orad por nosotros, para que la palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada, como lo fue entre vosotros” (3,1). Los misioneros propagan la Palabra, la hacen creíble y la glorifican al provocar la conversión y hacerla vida. También para ellos pideque nos veamos libres de la gente perversay malvada, porque la fe no es de todos” (3,2). En el original griego habla en plural de “hombres atópicos” (“ton atópon kai ponerón anzrópon”: personas sin lugar -sin principios, dislocados, absurdos-) “y malvados”. La razón de que “la fe no es todos” parece una dolorida constatación: todos no creen. No todos interpretan la vida como “gracia”, como “amor primero” del Creador. Por el contrario: “El Señor, que es fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno” (3, 3). “Maligno”: tou poneroú”. Igual que en Mt 6,13: “del mal”, “de todo mal”, “de lo malo”. No necesariamente hay que personalizarlo como hace la versión litúrgica. El amor divino “trabaja”, fortalece, preserva del mal. Es la experiencia de la gracia.

“Hacia el amor de Dios y la paciencia en Cristo es el camino cristiano. Los dos últimos versículos expresan la confianza del misionero en la fecundidad de su labor (“en cuanto a vosotros, estamos seguros en el Señor de que ya cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos mandado”) y el deseo de “que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y la paciencia en Cristo” (v. 5). Este deseo es fruto del amor pastoral: que todos los miembros de la comunidad cristiana vivan el amor de Dios (Mt 5,48: “sed perfectos como vuestro Padre...”) y la paciencia de Cristo (Mt 16, 24: “tome su cruz y me siga”). El Vaticano II nos recuerda: “la Iglesia se convierte en signo de fraternidad que permite y vigoriza el diálogo sincero. Esto requiere, en primer lugar, que se promueva en el seno de la Iglesia la mutua estima, respeto y concordia, reconociendo todas las legítimas diversidades para abrir, con fecundidad siempre creciente, el diálogo entre todos los que integran el único pueblo de Dios, tanto pastores como fieles. Los lazos de unión de los cristianos son muchos más fuertes que los motivos de división: haya unidad en lo necesario, libertad en lo dudoso, caridad en todo” (GS 92). Nuestra Iglesia católica no siempre es “signo de fraternidad que permite y vigoriza el diálogo sincero”. Hay situaciones -sin pertenecer al depósito de la fe- que no pueden ser dialogados ni decididos: sacerdotes casados, papel de la mujer, cambios litúrgicos, libertad de investigación teológica... El sínodo de la Amazonía está abriendo camino sincero y libre. El lema del día de la Iglesia diocesana (10.11.2019) va en esta línea: “Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro”. ¡Ojalá sea presente y futuro de diálogo real, de libertad evangélica!

Oración: “hacia el amor de Dios y la paciencia de Cristo” (2Tes 2,16-3,5)

Jesús, Hijo querido de Dios:

Dios, tu Padre, nos ha bendecido en ti

con toda clase de bendicionesespirituales en los cielos.

Nos eligió en ti, antes de la fundación del mundo,

para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.

Él nos ha destinadopor medio de ti,

según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos,

para alabanza de la gloria de su gracia,

quetan generosamente nos ha concedido en ti, el Amado” (Ef 1,3-6).

Esta buena noticia la oímos hoy con otraspalabras:

Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre,

que nos han amado y nos han regalado un consuelo eterno

y una esperanza dichosa,

consuelen vuestros corazones y os den fuerza

para toda clase de palabras y obras buenas” (2, 16-17).

Reconocemos, pues, “que por ti hemos obtenido por la fe:

el acceso a esta gracia en que nos encontramos;

y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Rm 5,2);

Dios nos amó primero” (1Jn 4,19);

su amor sólo pretende “el consuelo eterno, la esperanza dichosa”;

es la bienaventuranza que tú, Jesús, proclamaste de palabra y de obra.

Tu Padre y nuestro Padre, Jesús de todos, siempre “está:

viendo la aflicción,oyendo el clamor que arrancan los opresores,

conociendo las angustias, bajando para librar,

sacando del país de la opresión y llevando a una tierra nueva” (Éxodo 3, 7-8).

Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14, 9):

en tus palabras y en tu vida brilla el Amor sin medida del Padre;

en tus invitaciones al Amor: “amad como vuestro Padre” (Lc 6, 27-36; Mt 5, 43-48);

en tu búsqueda del reino de Dios y su justicia: fraternidad, paz, vida para todos...;

en la cercanía y rehabilitación de los enfermos y marginados...;

en la mesa compartida con toda clase de personas...;

en el enfrentamiento con quienes esclavizan y causan miseria y desamor...;

en la pasión y muerte, impuestas por quienes no creían en tu amor;

en la resurrección que reveló el Amor pleno, el fin de la vida humana.

Jesús, Hijo querido de Dios:

necesitamos muchos testigos del Amor, como tú;

muchos que difundan tu Buena Noticia, con palabras y obras;

muchos que acepten la incomprensión, el rechazo, como tú;

porque la feno es de todos”, sigue siendo una dolorosa constatación:

no todos tienen la audacia de creer, ni siquiera a ti,

¡cuánto más a nosotros!

Tú, Jesús, “que inicias y completas nuestra fe” (Hebr 12,2), eres fiel;

creyendo en ti, experimentamos tu fuerza, tu guarda del mal;

es la experiencia de la gracia, de tu amor, de tu Espíritu;

por eso deseamos y te pedimos:

que dirijas nuestros corazones

hacia el amor de Dios y tupaciencia”.

Este amor nos dará a experimentar “la mutua estima, respeto y concordia;

el reconocimiento de todas las legítimas diversidades;

el diálogo entre los que integran el pueblo de Dios, tanto pastores como fieles;

la unidad en lo necesario, libertad en lo dudoso, caridad en todo” (GS 92).

Preces de los Fieles (D 32º TO C 2ª Lect. 10.11.2019)

Oremos para aceptar el don divino, el Espíritu, el Amor. Dios nos está amando siempre. Nosotros podemos recibir, aceptar su amor y colaborar con él. Pero también podemos rechazarlo. Es el riesgo de nuestra libertad. Pidamos dejarnos llevar del Amor diciendo: Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Por el mundo entero, “fundado y conservado por el amor del Creador” (GS 2):

- que despierte a la solidaridad entre todos los pueblos;

- que progrese en cultura, en salud, en relaciones pacíficas...

Roguemos al Señor: Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Por las diversas religiones:

- que sean sinceras y promuevan los derechos humanos;

- que respeten la libertad de quienes no las comparten.

Roguemos al Señor: Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Por nuestras iglesias diocesanas:

- que vivamos en ellas “la mutua estima, respeto y concordia”;

- que “se reconozcan todas las legítimas diversidades”..

Roguemos al Señor: Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Por las intenciones del Papa (Noviembre 2019):

- “que en el Cercano Oriente, donde los diferentes componentes religiosos

comparten el mismo espacio de vida,

nazca un espíritu de diálogo, de encuentro y de reconciliación".

Roguemos al Señor: Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Por los necesitados de salud, alimento, educación, libertad, concordia...:

- que no se desanimen y busquen sin cesar lo que desean;

- que sean nuestro centro de preocupación y cuidado.

Roguemos al Señor: Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Por esta celebración:

- que encontremos “el consuelo y la esperanza de Jesús y el Padre”;

- que “Jesús y el Padre, nos den fuerza para toda clase de palabras y obras buenas”.

Roguemos al Señor: “Señor, dirige nuestros corazones hacia tu Amor”.

Bendice, Dios y Padre de todos, estos deseos que te presentamos. Sostén nuestro corazón en “la paciencia de Cristo” para realizarnos en el presente y en el futuro como verdadera comunidad cristiana. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Leganés, noviembre 2019

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