En ti, Jesús de Nazaret, queremos “poner los ojos” Domingo 31º TO C  (03.11.2019)

No perdamos la mente y el corazón de Jesús

Comentario: “no perdáis fácilmente la cabeza(2Tes 1,11-2,2)

En tres domingos leemos fragmentos de los tres capítulos de la Carta Segunda a los Tesalonicenses. Toda la carta gira en torno a la venida gloriosa de Cristo.

Unas cortas “preces de los fieles”. Es la primera parte de la lectura de hoy: “Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe”. Cumplidas dichas peticiones,el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo” (2Tes 1,11-12). Si consideramos cada una de las peticiones, vemos que son “voluntad de Dios”: “responder a la vocación” y “realizar todo propósito de bien y la tarea de la fe”. “En la oración, dice San Agustín, necesitamos las palabras para estimularnos y comprender lo que pedimos. No vayamos a pensar que son para instruir o doblegar al Señor” (Carta a Proba. Ep.130,11. CSEL 44,63). En la misma línea, Santo Tomás de Aquino concluye: “la oración no es ofrecida a Dios para cambiarlo a Él, sino para excitar en nosotros la confianza en pedir. Ésta se activa principalmente considerando su amor para con nosotros, por el que quiere nuestro bien... Además, parece inútil captar la benevolencia de quien ya se nos ha anticipado en este sentido: Dios se nos ha anticipado con su benevolencia, puesto que “Él nos amó primero”, como se dice en 1 Jn 4,10” (S. Teológica 2-2, q. 83, a. 2, ad 1; a. 3, ad 5; 5 Praeterea). “Dios nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos...” (Ef 1,5). Por tanto, Dios quiere que respondamos a su llamada, y cumplamos el anhelo de hacer el bien y de vivir en su amor (“obra de la fe”), Jesús es nuestra gloria (por ser fiel Amor), nosotros debemos ser su gloria, brillando en su Amor.

La segunda parte resume el objetivo de la carta: “A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima” (2Tes 2,1-2). Ante la venida de Jesús, lo primero es “no perder fácilmente la cabeza” (“mè tajéos saleuzenai apó tou noos”: “no os dejéis tan pronto impresionar, abandonando vuestro sentir”, “no os dejéis inquietar rápidamente perdiendo la la cabeza”. Y “no alarmarse por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima”. Tres motivos que pudieron provocar alarma sobre el inmediato fin del mundo: “alguna revelación” (lit.: “espíritu), “rumor” (lit.: palabra), “carta nuestra” (lit.: carta como de nosotros). Por lo tanto ni espíritu (profecía), ni palabra, ni carta paulina dicen que el día del Señor “está encima”. Hay que vivir la fe sin miedo.

Oración:no perdáis fácilmente la cabeza (2Tes 1,11-2,2)

Jesús, gloria nuestra:

tú “nunca perdiste la cabeza”, llena de fe en el amor divino;

tú, iluminado por el Espíritu, “no abandonastelas entrañas del Padre; 

tú, en la alegría y en la tristeza, “no te dejaste inquietar”;

tú sigues diciendo: “no se turbe vuestro corazón ni se acobarde” (Jn 14, 27).  

Este es el mensaje que nos trae hoy la segunda lectura:

no perder nunca tu mente y tu corazón;

no alarmarnos ni espantarnos por inspiraciones, palabras o escritos.

Tu vida ha sido sembrada y cosechada en nuestro mundo;

Tú, Palabra de Dios humanizada, esclareces el misterio humano;

Tú, “en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor,

manifiestas plenamente el ser humano al propio ser humano;

y le descubres la sublimidad de su vocación” (GS 22);

Tú, “imagen del Dios invisible” (Col 1,15), eres hombre realizado:

nos has dado el Espíritu que nos restaura internamente;

Espíritu que nos da conciencia de hijos de Dios, hermanos tuyos.

En ti, Jesús de Nazaret, queremos “poner los ojos”:

no queremos “preguntar a Dios, o querer alguna visión o revelación; 

no sólo haríamos una necedad, sino un agravio a Dios

no poniendo los ojos totalmente en Cristo,

sin querer otra alguna cosa o novedad.

Porque nos podría responder Dios de esta manera, diciendo:

si te tengo ya habladas todas las cosas en mi palabra, que es mi Hijo,

y no tengo otra, ¿qué os puedo yo responder o revelar que sea más que eso?;

poned los ojos sólo en él, porque en él os lo tengo dicho todo y revelado,

y hallaréis en él aún más de lo que pedís y deseáis.

Porque vosotros pedís locuciones y revelaciones en parte;

y si ponéis en él los ojos, lo hallaréis en todo;

porque él es toda mi locución y respuesta,

y es toda mi visión y toda mi revelación;

lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado,

dándooslo por hermano, compañero y maestro, precio y premio”

(San Juan de la Cruz: Subida del monte Carmelo, L. 2º, c. 22, 5).

Gracias a ti, Jesús, gloria nuestra, mantenemos la fe:

en el amor del Padre que nunca abandona;

en “nuestro Dios que nos hace dignos de la vocación” al Amor;

en “su poder que lleva a término todo propósito

de hacer el bien y la tarea de la fe” (2Tes 1,11).

Esta es “la gracia en que estamos” al fiarnos de ti, Jesús:

esta gracia nos reconcilia con el Misterio Dios: nos hace sus hijos;

esta gracia nos da la esperanza de participar del esplendor divino;

esta gracia nos ayuda a ser fieles a su amor en toda ocasión (Rm 5,2ss).

Queremos, como Tú, Señor, estar atentos a las personas:

hacernos encontradizos, sobre todo, de quien nos necesita;

hacerles comprender la lógica del amor cristiano:

que dialoga y se da a conocer de verdad;

que comparte sentido de libertad guiada por el amor;

que libera a oprimidos y opresores del desamor y la avaricia;

que transmite la sencillez de tu compañía fraternal.

Jesús, gloria nuestra:

que aceptemos la fuerza de tu Espíritu, tu sensibilidad, tu corazón;

que rompamos las tradiciones contrarias a los derechos humanos (Mc 7,1-13);

que antepongamos la voluntad divina a nuestros intereses;

que el bien de la gente esté por encima de doctrinas, estructuras y tradiciones;

que busquemos, como tú, el desarrollo vital, amoroso, libre...

Preces de los Fieles (D 31º TO C 03.11.2019)

Hoy el evangelio nos narra el encuentro de Jesús con Zaqueo. Ahí aparece la mente y el corazón de Jesús: quiere acercarse a las personas, satisfacer sus buenos deseos, rehacer su vida para que tenga sentido y construya fraternidad. La segunda lectura nos anima a no perder la mente y el sentir de Jesús. Pidámoslo para todos diciendo: “Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Por todas las personas:

- que nos dejemos empapar de la presencia amorosa de Dios Padre;

- que creamos que somos suyos porque nos sostiene en su amor.

Roguemos al Señor:Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Por la Iglesia:

- que mire constantemente la vida de Jesús, “imagen del Dios invisible”;

- que sea tan humana y compasiva como el Jesús de los evangelios.

Roguemos al Señor:Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Por las personas que más sufren:

- que sientan el amor de Dios, siempre cercano y comprometido;

- que se dejen ayudar, sean agradecidos, tengan esperanza.

Roguemos al Señor:Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Por los gobernantes:

- que no busquen enriquecerse, tener poder, sino servir al bien social;

- que su gestión sea limpia, beneficie a todos, suprima el sufrimiento.

Roguemos al Señor:Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Por las intenciones del Papa (Noviembre 2019):

- “que en el Cercano Oriente, donde los diferentes componentes religiosos comparten el mismo espacio de vida, nazca un espíritu de diálogo, de encuentro y de reconciliación".

Roguemos al Señor:Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Por nosotros, reunidos para recordar la vida de Jesús:

- que nos sintamos llamados a acoger a todos y a actuar con Amor;

- que no perdamos nunca los sentimientos que tenía Jesús.

Roguemos al Señor:Queremos, Señor, pensar y sentir como Tú”.

Sabemos, Señor, que tú siempre nos está llamando a ser personas, a realizarnos humanamente. Miramos la vida de tu Hijo Jesús, y descubrimos tu Espíritu de amor. Fortalece nuestro espíritu con tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén

Leganés, noviembre 2019

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