Gestos “sorprendentes” que esperamos de la Iglesia (17)

Supresión del celibato obligatorio para obispos y presbíteros (II)

¿Francisco tampoco lo hará? (a)
Siendo cardenal, el libro “Conversaciones con Jorge Bergoglio”, de Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, (S. A. Ediciones B 2013) pone en su boca las declaraciones que vamos a comentar en dos artículos.

Papa Francisco:
“En la Iglesia occidental a la que pertenezco, los sacerdotes no pueden casarse como en las iglesias católicas bizantina, ucraniana, rusa o griega. En éstas, los sacerdotes pueden casarse, los obispos no, deben ser célibes. Son buenísimos sacerdotes. A veces dicen que tienen una mujer en casa pero no se dieron cuenta del hecho de que también tienen una suegra”.


Comentario:
1.- Reconoce la diferente legislación en la misma Iglesia católica. No analiza las causas de dicha divergencia. La historia habla de imposición y resistencia. Las iglesias del Oriente conservaron la libertad evangélica gracias a sus obispos más autónomos. El concilio de Beth Edraï (486) rechazó la prohibición del matrimonio y su uso, como una de “esas tradiciones nocivas y gastadas a las que debían poner fin los pastores”. Constataron “las fornicaciones, adulterios y graves desórdenes” a que daba ocasión. En su demarcación anularon la ley de continencia, decretada un siglo antes por el papa Siricio. Con textos bíblicos, demostraron la falsedad de la presunta “tradición apostólica”. “El matrimonio legítimo y la procreación de los hijos, ya sea antes o después del sacerdocio, son buenos y aceptables a los ojos de Dios” (H. Crouzel: “Sacerdocio y Celibato”; AA. VV., Dir. J. Coppens, BAC 1971, p. 292-293). Se ordenó a sus obispos no imponerla. Se autorizó el matrimonio a los ordenados célibes, su uso a los clérigos casados y la posibilidad de casarse a clérigos enviudados. Esta normativa se extiende al “Catolicós”, patriarca de las iglesias orientales persas.

2.- Siguiendo al Vaticano II, proclama la validez y la bondad de la disciplina oriental: el celibato “no es exigido ciertamente por la naturaleza misma del sacerdocio, como aparece por la práctica de la Iglesia primitiva (1Tim 3,2-5; Tit 1, 6) y por la tradición de las Iglesias orientales, en donde, además de aquellos que con todos los obispos eligen el celibato como un don de la gracia, hay también presbíteros muy beneméritos (`optime meriti´) casados” (PO 16). Tan beneméritos, podría añadir, como los diáconos permanentes y los “pastores anglicanos” casados y traspasados a nuestra Iglesia Occidental.

3.- Lo de la suegra es una socarrona gracia argentina. Las suegras son necesarias, y no todas son argentinas (¿?).

Papa Francisco:
“En el catolicismo occidental, el tema se afronta bajo el impulso de algunas organizaciones. Pero ahora sí se mantiene la disciplina del celibato. Hay quien dice, con un cierto pragmatismo, que estamos “perdiendo mano de obra”.


Comentario:
1.- Me parece muy reduccionista acusar a “algunas organizaciones”. La historia es más amplia. Desde sus orígenes esta ley viene siendo cuestionada. La protesta se agudiza cuando la libertad es mayor. La valoración cultural de la sexualidad ha cambiado. Ya no valen las razones que llevaron a exigir la “continencia” matrimonial, origen del celibato obligatorio para clérigos. La pérdida de “mano de obra” es indiscutible. Pero no es esa la razón fundamental para el cese de esta ley.

2.- La razón fundamental está en la libertad de Cristo, que no lo exigió, y en el derecho humano a vivir la afectividad y a fundar una familia. El evangelio no se opone a los derechos humanos.

Papa Francisco:
“Si, hipotéticamente, el catolicismo occidental reviera el tema del celibato, creo que lo haría por razones culturales (como en Oriente), no tanto como opción universal”.


Comentario:
1.- Evidente lo de “razones culturales”. El origen de esta ley fue una cultura, vigente entonces, hoy equivocada, sobre la sexualidad. El Papa Siricio (cf. tomo XIII, PL) convencido de que “la relación sexual, incluida la conyugal, es suciedad (1186, 4-5); atontamiento con pasiones obscenas (1140, 13-14); lujuria (1138, 28); crimen (1138, 16-23); vida de pecadores (1186, 13-14); práctica de animales (1186, 22-23) y oprobio para la iglesia (1161, 5-7), decretó taxativamente que: “no conviene confiar el misterio de Dios a hombres de ese modo corrompidos y desleales, en los cuales la santidad del cuerpo se entiende profanada con la inmundicia de la incontinencia” (1186, 14-19).

2.- Lo de “no como opción universal” es oscuro. ¿Se ofrece a unos y no a otros?. Mejor será dejarlo en manos de los interesados, “hechos por Dios ministros” de su Iglesia (Col 1,25). El respeto de Jesús y de los Apóstoles sobre este asunto debía ser ejemplo para la Iglesia de todos los tiempos y lugares: libertad evangélica, celibato opcional, lo que mejor armonice con la propia personalidad.

Papa Francisco:
“Por el momento estoy a favor de mantener el celibato, con los pro y los contras que implica, porque son diez siglos de experiencias positivas más que errores. O sea que sucede y después se conocen los escándalos”.


Comentario:
1.- Es su opinión personal. Otros obispos no opinan así. Baste la voz de un obispo, profeta de hoy: “vosotros debéis defender el celibato opcional en la Iglesia católica, como otros estamos defendiendo la justicia con los sin tierra. Debéis defender esta causa justa de la Iglesia porque hará mucho bien. Defendedla con generosidad” (P. Casaldáliga, obispo, a Julio Pinillos, de Moceop).

2.- ¿“Diez siglos de experiencias positivas más que errores”? Al revés, puede decir la iglesia oriental: “diez siglos de libertad evangélica, gozando de `buenísimos sacerdotes´, más que de concubinatos encubiertos, hijos y mujeres invisible, etc. Experiencias positivas no son del “celibato obligatorio para clérigos”, sino del “celibato opcional” de muchos clérigos en la legislación actual.

3.- ¿Qué quiere decir con “sucede y después se conocen los escándalos”? ¿Qué “sucede” antes? ¿La ley? ¿Las transgresiones después? ¡Lógico! El que los escándalos se conozcan antes o después no quita un ápice a la vida de las personas afectadas. Los sufrimientos, que esta ley innecesaria e inhumana, ha producido, exigen su eliminación cuanto antes. Insisto: los fruto de los célibes no son fruto de la ley, sino fruto del Espíritu que obra en célibes y casados. Creer que es por la ley, por la imposición, es tergiversar el evangelio de la libertad. A nadie se le ocurre decir que los frutos pastorales de los curas casados en las iglesias orientales es por “estar casados”. Sin embargo, para mantener la ley, no se reparar en decir que los frutos pastorales de célibes es gracias al celibato. Célibes y casados pueden ser buenos y malos pastores. Unos y otros pueden ser fieles o infieles al amor pastoral. De todo hay en la viña del Señor. Colaboremos con la libertad del Espíritu. Respetemos las vocaciones, los servicios, los ministerios... que Él nos regala.

Rufo González
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