La convivencia es siempre complicada: en la familia, en el trabajo, en la vecindad, en el pueblo... Los cristianos estamos llamados a ser “fermento” del amor en medio de la sociedad. Necesitamos actuar según “la sabiduría de arriba”, del Espíritu de Jesús, para cambiar la mentalidad de la humanidad y contribuir al respeto de la dignidad de la persona... Pidamos ser fermento de bien diciendo: “Queremos ser servidores de todos”.

Por la Iglesia:
- que sus comunidades sean “fermento” de respeto y ayuda a todos;
- que reconozca sus miserias y les ponga remedio.
Roguemos al Señor: “Queremos ser servidores de todos”.

Por nuestras familias:
- que aprendamos a convivir, a tolerarnos, a mejorar...;
- que seamos colaboradores en casa y en la sociedad.
Roguemos al Señor: “Queremos ser servidores de todos”.

Por el mundo del trabajo:
- que haya buen ambiente, humanizador, para todos...;
- que todos puedan tener un trabajo digno y suficiente.
Roguemos al Señor: “Queremos ser servidores de todos”.

Por el curso que empieza:
- que todos encuentren la formación necesaria;
- que seamos comprometidos, honrados, cumplidores.
Roguemos al Señor: “Queremos ser servidores de todos”.

Por los enfermos, sin techo, migrantes...:
- que los atendamos bien, con dignidad y respeto;
- que colaboren en su recuperación con sinceridad.
Roguemos al Señor: “Queremos ser servidores de todos”.

Por esta celebración:
- que nos empape de la sabiduría del amor;
- que nos haga humildes, sinceros, colaboradores con el bien.
Roguemos al Señor: “Queremos ser servidores de todos”.

Jesús, maestro de sabiduría: que nosotros y toda la Iglesia acojamos tu sabiduría y nos dejemos trabajar por tu amor, construyendo una convivencia “limpia, pacífica, condescendiente, conciliadora, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sin hipocresía”. Te lo pedimos a ti, Jesús resucitado, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González
Jaén, septiembre 2018