El Dios de Jesús busca la felicidad de las personas de toda nación, raza, cultura, o condición. Así lo hizo Jesús, Mesías de Dios: curando, dando de comer, sentando a la mesa de la dignidad humana a todos. Pidamos incorporarnos a esta tarea diciendo: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Por la Iglesia:
- que todos los cristianos sintamos el mismo Amor de Jesús;
- que nos ayudemos a ser testigos del Amor en toda ocasión.
Roguemos al Señor: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Por los gobernantes de los pueblos:
- que sean modelo de honradez y dedicación al cuidado del bien común;
- que sean accesibles, dialogantes, atentos a los más débiles.
Roguemos al Señor: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Por los servidores de las comunidades cristianas:
- que miren mucho la vida de Jesús-Mesías y se dejen llevar de su Espíritu;
- que no imponga nada ajeno al Evangelio y fomenten la libertad cristiana.
Roguemos al Señor: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Por nuestros mayores:
- que sean ejemplo de prudencia, de humildad y de verdad;
- que les atendamos con paciencia en sus debilidades.
Roguemos al Señor: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Por las fiestas de nuestro pueblo:
- que sean exitosas, nos proporcionen alegría, convivencia y ayuda sana;
- que nos animen a trabajar por el bienestar de todos.
Roguemos al Señor: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Por esta celebración:
- que nos llene del Espíritu de Jesús que busca el bien de todos;
- que sintamos su amor compasivo por toda debilidad.
Roguemos al Señor: “Ten compasión de mí, Señor” (Mt 15, 22).

Creemos, Señor, que “lo irrevocable es el don y la llamada de Dios”. Es tu buena noticia: el Padre os ama gratis a todos y en toda situación. Aceptamos tu mismo Espíritu, que nos habita y nos dice por dentro que somos hijos de Dios (Rm 8, 16-17). Queremos ser como Tú, Cristo, hermano nuestro, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González