Preces de los Fieles (D. 17º TO 26.07.2015)
“Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien” (EG 2). Pidamos no caer en esta situación, diciendo: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por la Iglesia:
- que “opte por una vida digna y plena, deseo de Dios para nosotros”;
- que busque “la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado” (EG 2).
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por los gobernantes:
- que trabajen por multiplicar los bienes y hacerlos llegar a todos;
- que cuiden sobre todo de los más débiles, perseguidos, desesperados...
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por la paz del mundo:
- que se conviertan al amor los violentos, los que matan, los fanáticos...;
- que seamos capaces de dialogar, ser generosos, cargar con la realidad necesitada...
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por las vacaciones:
- que todos los trabajadores puedan disfrutar del descanso necesario;
- que sean tiempo de encuentro, alegría, sosiego, ajustamiento interior...
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por los viajes, el tráfico, el turismo:
- que nos ayuden a vivir humanamente, a conocer la belleza, a ser respetuosos...;
- que nos despierten la solidariadad, la comprensión, el amor a todos.
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por esta celebración:
- que nos avive la preocupación de Jesús porque todos coman y vivan;
- que experimentemos la comunión en el Espíritu de Cristo resucitado.
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
“Cárganos, Jesús de la multiplicación de panes y peces, sobre tus hombros una y otra vez.
Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga tu amor infinito e inquebrantable.
Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría” (EG 3), por los siglos de los siglos.
Amén.
Rufo González
Por la Iglesia:
- que “opte por una vida digna y plena, deseo de Dios para nosotros”;
- que busque “la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado” (EG 2).
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por los gobernantes:
- que trabajen por multiplicar los bienes y hacerlos llegar a todos;
- que cuiden sobre todo de los más débiles, perseguidos, desesperados...
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por la paz del mundo:
- que se conviertan al amor los violentos, los que matan, los fanáticos...;
- que seamos capaces de dialogar, ser generosos, cargar con la realidad necesitada...
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por las vacaciones:
- que todos los trabajadores puedan disfrutar del descanso necesario;
- que sean tiempo de encuentro, alegría, sosiego, ajustamiento interior...
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por los viajes, el tráfico, el turismo:
- que nos ayuden a vivir humanamente, a conocer la belleza, a ser respetuosos...;
- que nos despierten la solidariadad, la comprensión, el amor a todos.
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
Por esta celebración:
- que nos avive la preocupación de Jesús porque todos coman y vivan;
- que experimentemos la comunión en el Espíritu de Cristo resucitado.
Roguemos al Señor: Jesús, “tú eres el profeta que tenía que venir al mundo” (Jn 6, 14).
“Cárganos, Jesús de la multiplicación de panes y peces, sobre tus hombros una y otra vez.
Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga tu amor infinito e inquebrantable.
Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría” (EG 3), por los siglos de los siglos.
Amén.
Rufo González