Preces de Fieles (Transfiguración del Señor. 2ª Lect. 06.08.2017): el Espíritu-Amor transfigura la vida

La fiesta de la Transfiguración celebra el cambio de vida que produce el Espíritu de Jesús. En la “montaña”, en la oración (trato con el misterio del Padre-Madre), los discípulos se dieron cuenta de que Jesús era el Hijo de Dios, y había que escucharle como a Dios mismo. Pidamos sentirnos hermanos de Jesús, hijos adoptivos del Padre-Madre, diciendo: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

Por la Iglesia:
- que se deje conducir por la inspiración del Espíritu de Jesús;
- que no tenga miedo a la intemperie del mundo, y se fíe del Amor del Padre-Madre.
Roguemos al Señor: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

Por nuestra comunidad:
- que estemos convencidos de la verdad del Evangelio;
- que seamos todos responsables de su funcionamiento.
Roguemos al Señor: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

Por el trabajo comunitario:
- que todos hagamos algo por el reino del bien, la verdad, el amor...;
- que seamos capaces de dialogar, unirnos, trabajar juntos, hacer comunidad.
Roguemos al Señor: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

Por los más débiles, los que no cuentan, apenas existen...:
- que, para nosotros, tengan nuestra misma dignidad;
- que estemos a su servicio y nos sentemos con ellos a la mesa de la Vida.
Roguemos al Señor: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

Por la paz en nuestra tierra:
- que trabajemos por el reparto de los bienes para todos;
- que cuidemos la naturaleza y la vida humana digna.
Roguemos al Señor: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

Por esta celebración:
- que “transfigure” nuestro pensar y sentir en “pensar y sentir” como Jesús;
- que salgamos de ella iluminados y animados a amar con todo el corazón.
Roguemos al Señor: “que tu Espíritu, Señor, ilumine nuestra vida”.

También en vacaciones, necesitamos que tu Espíritu nos acompañe y guíe. Queremos beber y alimentarnos de tu Amor para que “nuestro amor no sea una farsa, aborrezcamos lo malo y nos apeguemos a lo bueno, seamos cariñosos unos con otros, y fervientes en tu seguimiento” (Rm 12, 9-11). Te lo pedimos a ti Jesús, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Rufo González
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