Nos encargaste tu ministerio del Espíritu del amor: “debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14): “os doy una mandamiento nuevo: que os améis unos a otros” (Jn 13,34-35); “haced esto en memoria mía” (1Cor 11,24-25). SANTIAGO, APÓSTOL (25 julio 2019)

Ministerio del Espíritu

Comentario: “nosotros creemos y por eso hablamos” (2 Cor 4, 7-15)

El texto pertenece a la sección sobre la vida del Apóstol como agente del Espíritu y servidor del Evangelio (4,1-6,10). Pablo se cree “encargado de este ministerio por la misericordia obtenida” (4,1). Ha experimentado la misericordia divina. Es decir, se ha sentido perdonado y respira el Espíritu de Jesús que le hace hijo de Dios, capaz de su mismo amor. Pablo, fanático perseguidor del disidente, es un egoísta redomado. La experiencia del amor divino, descubierto en Jesús y en los cristianos, le conduce al apostolado sincero y valiente del Espíritu de Amor:

a no acobardarnos, al contrariorenunciando a la clandestinidad vergonzante, no actuando con intrigas ni falseando la palabra de Dios; sino que, manifestando la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo el mundo delante de Dios. Y si nuestro evangelioestá velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuya mente ha obcecadoel dios de este mundo, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es imagende DiosPorque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo comoSeñor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús...” (4,1-6).

La “gloria de Dios” es el amor gratuito y universal. “Gloria” que brilla en el rostro de Jesús. Hay que estar “ciegos” para no ver “este Amor” en la vida de Jesús. “El dios de este mundo” es el egoísmo, simbolizado en el dinero, que ciega, induce la avaricia, el odio, el olvido del débil... El apóstol de Jesús anuncia “este Amor”, otro nombre del Dios, el Padre de Jesús. Este amor conduce a trabajar por su Reino. 

El apóstol de este amor sabe de su debilidad:

Llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros” (2Cor 4, 7).

Lo explica en el texto leído hoy (2Cor 4, 7-15). A pesar de las tribulaciones, el apóstol sigue incansable anunciando y viviendo el amor de Dios. Está convencido de que nada logra “separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo” (Rm 8,38-39):

Atribulados en todo, mas no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Pues, mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo, la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros” (2Cor 4, 8-12).

Llevar la muerte de Jesús en nuestro cuerpo” es llevar en nuestra debilidad su amor hasta la muerte. El fanático mata por egoísmo: por defender e imponer sus ideas, su credo, eliminar disidentes, conservar sus bienes y privilegios... Quien ama no mata nunca; se expone a que le maten:Así la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros”. Es decir, nuestro esfuerzo de amor -eso es “cargar la cruz”-, repercute en vuestro bien. La obra de amor produce vida en quien la hace y en quien la recibe.

El mismo espíritu de fe” en el amor del Padre, lleva a la resurrección

Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: `Creí, por eso hablé´, también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él. Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios” (vv. 13-17). Cuantos más acepten el amor divino, mayor es la gloria del Dios y la nuestra.

Oración: “nosotros creemos y por eso hablamos” (2 Cor 4, 7-15)

Jesús, maestro y guía de los apóstoles del Amor:

Pablo, como tú, sintió en sus entrañas el amor del Padre;

lo experimentó a través de los primeros testigos de tu amor,

como Santiago y Esteban, que morían perdonando.

Camino de Damasco la luz de tu amor le deslumbró: 

una luz celestial lo envolvió con su resplandor ” (He 9,3);

él, que “respiraba amenazas de muerte contra tus discípulos” (He 9,1),

intuye que tú “le has elegido para llevar tu nombre (amor)...” (He 9,15).

El ministerio eclesial es “el ministerio del Espíritu” de Jesús:

ministerio que “siendo tú de condición divina,

no retuviste ávidamente el ser igual a Dios;

al contrario, te despojaste de ti mismo

y tomaste la condición de esclavo,

hecho semejante a los hombres.

Y así, reconocido como hombre por tu presencia,

te humillaste a ti mismo,

hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2,6-8).

Nos encargaste tu ministerio del Espíritu del amor:

debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14):

os doy una mandamiento nuevo: que os améis unos a otros” (Jn 13,34-35);

haced esto en memoria mía” (1Cor 11,24-25).

Tres mandatos que nosotros hemos amañado:

los solo deberes los hemos compartido entre todos;

el deber que incluye poder, se lo ha reservado el clero;

los deberes se han quedado en recuerdo y ceremonia;

el poder se ha convertido en dogma de fe,

“en fuente y cima” de la evangelización (PO 5);

¿acaso los solo deberes no son “fuente y cima” de la evangelización?

Esta es, Jesús, tu voluntad para los “nacidos de nuevo”:

que nos sintamos solidarios de toda persona;

que sirvamos humildemente a todos;

quetomemos la condición de esclavo,

hechos semejantes a los hombres,

reconocidos como hombres por nuestra presencia...,

hechos obedientes al amor hasta la muerte...” (Flp 2,6-8).

Queremos ser apóstoles de tu Espíritu de amor:

Llevamos este tesoro en vasijas de barro,

para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios

y no proviene de nosotros” (2Cor 4, 7).

Es la fuerza del amor gratuito y universal

que vemos en tu vida, en Pablo, en innumerables seguidores. 

Es el amor que lleva a “hacer obras como las tuyas y aún mayores” (Jn 14, 12):

que supera todas las dificultades: nada nos “angustia”;

que “mantiene la esperanza” de las víctimas del “dios de este mundo”;

incluso nos pueden dejar tirados en cualquier camino,

pero tu aliento de vida “impide el remate eterno”.

Como Pablo, llevamos siempre en el cuerpo tu muerte”:

para que también tu vida se manifieste en nuestro cuerpo”;

esta es la gracia del bautismo: “incorporarnos a tu muerte” (Rm 6, 3-14):

- al Espíritu que animó tu vida en amor hasta la muerte;

- al Espíritu que nos anima en favor de necesitados, marginados...;

- al Espíritu que no tiraniza, ni amenaza, ni impone, ni elimina...;

- al Espíritu que proclama y vive tu amor gratuitamente.

Preces de los Fieles (Santiago, Apóstol, 25. 07. 2019)

Nuestras comunidades cristianas tienen sus raíces en la predicación apostólica, que sigue suscitando nuestra fe y provocando Amor. Al celebrar la fiesta del apóstol Santiago, nos dirigimos al Padre, diciendo: que tu amor brille en nuestra vida”.

Por la Iglesia:

- que nos sintamos “compadecidos” por el amor del Padre;

- que creamos en nuestra misma dignidad de hijos de Dios.

Roguemos al Señor:que tu amor brille en nuestra vida”.

Por todos los cristianos:

- que nos creamos de verdad que somos “vasijas de barro”,

- que confiemos en el Espíritu de Dios, que nos hace hijos y da su amor.

Roguemos al Señor:que tu amor brille en nuestra vida”.

Por quienes pasan por situaciones difíciles o imposibles:

- que sintamos el amor incondicional del Padre, hasta tal punto

- que nada “logre angustiarnos, ni nos quite la esperanza,

ni creamos que estamos desamparados, o destruidos”.

Roguemos al Señor:que tu amor brille en nuestra vida”.

Por nuestras comunidades:

- que “llevemos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús”,

- que amemos a todos, crean o no crean, justos e injustos...

Roguemos al Señor:que tu amor brille en nuestra vida”.

Por esta celebración:

- que el recuerdo del apóstol Santiago afiance nuestra fe en el Amor;

- que nada “puede separarnos del amor de Dios,manifestado en Cristo”.

Roguemos al Señor:que tu amor brille en nuestra vida”.

Acepta, Padre, estas oraciones en la fiesta del apóstol Santiago. Que su intercesión protejas nuestra Iglesia para que siga manifestando la vida de tu Hijo, Jesús, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, julio 2019

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