“Renunciamos a la apariencia y a la realidad de la riqueza...” Santidad es vivir en Amor (Todos los Santos 01.11.2022)

Vivir santamente es vivir según el Espíritu de Jesús

Comentario: “De ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,1-12a)

Leemos el llamado por san Agustín: “sermón de la montaña”. La expresión “subió al monte” del evangelio de Mateo no alude a un relieve montañoso, inexistente en la zona de Cafarnaún. Rememora a Moisés que recibió la Ley en el Sinaí. Jesús, nuevo Moisés, da su Ley también desde la “montaña” de Dios, desde la “altura” divina. Se trata de una composición literaria de Mateo, que sintetiza el Evangelio en nueve bienaventuranzas o dichas que logran los seguidores de Jesús.

La primeray la octava  son el marco general. Ambas, en presente, concluyen de modo igual: “de ellos es el reino de los cielos”. “Ésos tienen a Dios por rey”, Dios reina en sus vidas, viven en su amor, aman como él, son dichosos como Él.

La primera dicha es la pobreza voluntaria, elegida: pobre en el espíritu”. Así queda extirpada la raíz de la injusticia y de los “valores” contrarios a la fraternidad. La pobreza es  tener a Dios por rey: “él nos hizo y somos suyos” (Sal 99). Nuestra vida es querer y hacer su voluntad: amor, verdad, vida digna para todos... Lo contrario a esta pobreza es apego a los bienes por considerarlos exclusivos nuestros y poner en ellos nuestra fe. Este apego impide vivir bien a todos. Si no aceptamos el Espíritu de hijos y hermanos, Dios no reina. Sin su reino no hay “dicha” ni en los acaparadores ni en los desposeídos.

Hacerse pobre “por elección” supone estar convencido de que los bienes son para que todos puedan vivir. Esta certeza origina estas bienaventuranzas: - “Los mansos” (los no violentos) “heredarán la tierra” (v. 4): habrá pan, agua, trabajo digno, atención sanitaria, cultura... sin necesidad de utilizar la violencia. - “Los que lloran” (por algún infortunio) “serán consolados” (v.5): tendrán solidaridad, empatía, consuelo, esperanza compartida.  - “Los que tienen hambre y sed de la justicia” (quienes ansían ajustamiento personal y social) “quedarán saciados” (v. 6): verán que la fraternidad, proyecto humano verdadero, satisface y alegra el corazón.

Las bienaventuranzas quinta, sexta y séptima son rasgos de una comunidad fraternal: 

- “Los misericordiosos” (dan su corazón al miserable) “alcanzarán misericordia” (v.7): dar el corazón lleva consigo solidaridad activa, compartir, ayudar. Juan Crisóstomo lo expresó rotundamente: “el compartir radica en la naturaleza misma del cristiano. No insultes a Dios: si dijeras que el sol no puede alumbrar, lo insultarías. Y si dices que el cristiano no puede ser de provecho a los otros, insultas a Dios y lo dejas por embustero. Más fácil es que el sol no caliente ni brille, que no que el cristiano deje de dar luz...  (Hom. sobre Hechos. PG 60, 162).

- “Los limpios de corazón” (buscan sinceramente el bien de todos) “verán a Dios” (v. 8): especialmente en la alegría y el consuelo de los más débiles.

- “Los que trabajan por la paz” (hacen igualdad, respetan la dignidad, ayuda a realizarse personal y socialmente...) “serán llamados hijos de Dios” (v. 9): actúan como su Padre.

La octava y novena bienaventuranza son fruto de la persecución por el Reino. En la persecución por ser fieles al Amor se encuentra la “recompensa” que supera la misma muerte. La sociedad, cuyo Dios es el Egoísmo, adora el dinero, el poder, la fama o el prestigio... Dios-Amor es incompatible con la acumulación de unos y la miseria de otros, la anulación de la libertad, la desigual dignidad, el trabajo de unos y la vagancia de otros... “Dichosos” si “por hacer la voluntad de Dios”, somos perseguidos. “Esta” persecución es signo del reino divino: la verdad de la vida, la justicia, la paz... Insultos y calumnias son partes de la persecución por la “causa” de Jesús, el reino de vida dichosa para todos.

Oración: “de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,1-12a)

Jesús bienaventurado:

Al venerar hoy a todos los Santos, recordamos tu camino:

- “ser pobres” para que el Amor sea “rey” de nuestra vida;

- “sin violencia” compartir pan, trabajo, cultura...;

- “consolar” a “los que lloran” por cualquier infortunio;

- “desear” siempre el ajustamiento personal y social,

para satisfacer y alegrar el corazón;

- “dar el corazón al miserable” (`miseri cor dare´) 

para ser hijos del Altísimo que es bueno

con los malvados y desagradecidos” (Lc 6,35);

- “tener limpio el corazón” para “ver a Dios

en la alegría y el consuelo de los más débiles;

- “trabajar por la paz” reconociendo igualdad dignidad,

libertad y fraternidad de “los hijos de Dios”;

- “soportar la persecución” en forma de hostigamiento, insultos,

calumnias, ostracismo, ninguneo... por buscar vida para todos.

Jesús bienaventurado:  

actualizamos hoy las actitudes “dichosas” con un texto elaborado

durante el concilio Vaticano II por un grupo de obispos: 

“Renunciamos a la apariencia y a la realidad de la riqueza,

especialmente en los vestidos (telas ricas, colores llamativos),

en las insignias de materias preciosas...”.

“Rehusamos ser llamados... con títulos o nombres de 

grandeza o poder (eminencia, excelencia, monseñor)...”.

“Evitaremos... todo lo que pueda dar la impresión de dar privilegios,

prioridades o preferencia a ricos y a poderosos...”.

“Evitaremos el animar o incitar la vanidad de los demás

con miras a alguna recompensa, regalos...”.

“Dedicaremos al trabajo pastoral de las personas... débiles...

todo el tiempo, reflexión, corazón y medios necesarios...”.

“Sostendremos a todos los seglares, religiosos, diáconos o sacerdotes

a los que llame el Señor a evangelizar a los pobres y obreros...”.

“Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad...,

trataremos de transformar las `obras de beneficencia´

en `obras sociales´ basadas en la caridad y en la justicia...”.

“Haremos todo lo posible para que los responsables públicos

apliquen leyes, estructuras e instituciones... para la justicia,

la igualdad y el desarrollo armonizado del ser humano...”.

“Nos comprometemos a convivir en caridad pastoral

junto con los hermanos sacerdotes, religiosos y seglares...; 

haremos junto con ellos nuestra `revisión de vida´;

suscitaremos colaboración para ser, más bien que jefes...,

animadores según el Espíritu;

nos mostraremos abiertos a todos, sea cual sea su religión...

Que Dios nos ayude a ser fieles”.

(“Pacto de las Catacumbas” 16.11.1965. Elaborado por un grupo de obispos durante el Vaticano II y firmado por más de cien obispos).

Preces de los Fieles (Todos los Santos 01.11.2022)

Vivir santamente es vivir según el Espíritu de Jesús: desprendido, austero, solidario, compasivo, sincero, mirando la vida con los ojos del Amor. Pidamos compartir con los Santos el Amor, diciendo: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Por la Iglesia:

- que sea pobre, compasiva, transparente, justa...;

- que no tolere discriminación entre hombres y mujeres.

Roguemos al Señor: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Por las intenciones del Papa (noviembre 2022):

- por “los niños que sufren, viven en las calles, víctimas de las guerras y huérfanos”,

- que “puedan acceder a la educación y redescubrir el afecto de una familia”.

Roguemos al Señor: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Por quienes “cuidan” de la Iglesia:

- que “gobiernen bien su propia casa, sus hijos, con todo respeto” (1Tim 3,4-5).

- que, como Jesús, sean amigos de los pobres, solidarios, sencillos...;

Roguemos al Señor: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Por nuestra sociedad:

- que sea participativa, solidaria, atenta al bien común;

- que sea sana en sus relaciones, alejándose del odio y la venganza.

Roguemos al Señor: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Por los enfermos, parados, refugiados...:

- que no pierdan su conciencia de dignidad humana y divina...;

- que sean el centro de nuestro cuidado y apoyo.

Roguemos al Señor: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Por esta celebración:

- que saboreemos en ella el Espíritu de Jesús;

- que comulguemos el “Amor” que nos une con todos los Santos .

Roguemos al Señor: Queremos dar la vida por nuestros hermanos” (1Jn 3,16b).

Bendícenos, Jesús de Nazaret, con tu Amor, como bendijiste a “Todos los Santos” que hoy recordamos. Que seamos fieles al Amor del Padre, que vive contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.

Amén.

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