“Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras” Vivir el Espíritu de Jesús

Domingo 17º C TO 2ª Lect. (28.07.2019)

Comentario: “Os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados” (Col 2,12-14)

Cuidado con las supersticiones y mentiras religiosas

El evangelizador se preocupa por evitar desviaciones en la vida cristiana. A eso se refiere el capítulo segundo de Colosenses: “Cuidado con que nadie os envuelva con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo” (Col 2,8). Ofrecen dicha y salvación a través de potencias supramundanas, directoras, dicen, de los destinos. Hay que darles culto y cumplir sus leyes, como circuncisión, abstinencia de alimento y bebida, mortificaciones.. Suponen la divinización del universo y la minusvaloración de Cristo, a quien equiparan con una fuerza más del universo. Tienen apariencia de sabiduría..., pero no tienen valor. Sólo sirven para cebar el egoísmo (Col 2,20-23; Gál 4, 3.8-11).

El bautismo es una nueva creación

El versículo 13 es la clave. El 12 sintetiza el inicio cristiano: “Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos”. El bautismo expresa nuestra entrada a “estar en Cristo”. Tras conocer y aceptar su Buena Noticia, nos “sumergimos” en su Espíritu (su signo es el agua), “somos sepultados” con él. El “hombre viejo” (Col 3,9) es el curvado hacía sí mismo, egoísta, sólo aspira a cosas terrenas: tener dinero, poder, prestigio... Valores, encarnados en los dirigentes religiosos y políticos, que eliminaron a Jesús. La alternativa de vida que ofrece Jesús es el Amor real con todas sus consecuencias. Desde los pobres, viviendo con ellos. él, que “no tenía donde reclinar la cabeza” (Mt 8,20), se hace hermano y prójimo (Lc 10,36-37), ama y comparte, cura y se sienta a la mesa de la dignidad común. Gracias a la fe:a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él(v. 13). Las gentes de Pablo ni siquiera habían sido despertadas por la circuncisión a una fe. Al oír el Evangelio y creerlo, reciben el bautismo del Espíritu. Se hace una “nueva creación”: “si uno está en Cristo, es una nueva creación” (2Cor 5, 17). Así lo narra la carta a los  Efesios:Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con Cristo -estáis salvados por gracia-; nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él... En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe.Y esto no viene de vosotros: es don de Dios. Tampocoviene de las obras, para que nadie pueda presumir.Somos, pues,obra suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que de antemanodispuso él que practicásemos” (Ef 2, 4-10).

Dios no condena, da vida eterna

Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz” (v. 14). En la muerte de Jesús y en su desenlace de resurrección se nos revela el amor incondicional del Padre Dios. No olvidemos que Jesús es un condenado por los religiosos. Sus jueces creían que el Hombre, condenado por ellos, también estaba condenado por Dios. Las religiones han impuesto “la nota de cargo... con cláusulas contrarias a nosotros”, a la humanidad. La resurrección de Jesús revela que Dios no condena al “Hijo del hombre”, sino que le da vida eterna. Optimismo que respira este texto del Vaticano II: “Debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien al misterio pascual” (GS 22). 

Oración:Os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados(Col 2,12-14)

Jesús, Cristo del Padre, vida nuestra:

Como los cristianos de Colosas, escuchamos al Apóstol: 

cuidado con que nadie os envuelva con teorías

y con vanas seducciones de tradición humana,

fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo” (2,8).

También hoyestamos tentados por modos de vida:

fundados en el egoísmo y ensoñaciones ilusorias;

mezclamos tu evangelio con la acumulación de dinero y de poder;

fomentamos supersticiones si nos dan poder, riqueza, bienestar...;

veneramos al “Cristo de mi pueblo”, a “mi Virgen”..., únicos y poderosos...;

ganamos jubileos, primeros viernes..., para ser ricos en el más allá;

adoramos majestades, señoríos, soberanías, autoridades... de este mundo;

pedimos injustamente aprobar, aunque no hayamos estudiado;

encendemos velas para que triunfe nuestro equipo;

tenemos “santos” para todo, hasta para triunfar en la delincuencia... 

Por no hablar de la perversión de los sacramentos:

algunos responsables de la Iglesia los ofrecen inadecuadamente;

algunos padres piden bautizar por costumbre social;

algunas primeras comuniones son también últimas; 

algunos se casan en la Iglesia sin estar de corazón en ella; 

algunos utilizan socialmente la eucaristía para exequias...

Jesús, Ungido con el Espíritu del Padre:

escuchamos hoy tu evangelio limpio:

Dios “a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados

y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él”, con Jesús(v. 13).

Lo mismo, con más detalle, la carta a los Efesios:

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,

estando nosotros muertos por los pecados,

nos ha hecho revivir con Cristo -estáis salvados por gracia-;

nos ha resucitado con Cristo Jesús, nos ha sentado en el cielo con él...

En efecto, por gracia estáis salvados, mediante la fe.

Y esto no viene de vosotros: es don de Dios.

Tampocoviene de las obras, para que nadie pueda presumir.

Somos, pues,obra suya.

Dios nos ha creado en Cristo Jesús,

para que nos dediquemos a las buenas obras,

que de antemanodispuso él que practicásemos” (Ef 2, 4-10).

Podemos, Jesús, vivir según tu Espíritu:

como hijos de Dios y hermanos de todos;

nos das tu Espíritu, tu oración, tu vida a favor de todos;

en tu Espíritu, recibido al creer en ti,

clamamos: `¡Abba, Padre!´.Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu

de que somos hijos de Dios;y, si hijos, también herederos;

herederos de Dios, coherederos contigo;

de modo que si sufrimos contigo,

seremos también glorificados contigo(Rm 8, 15-17).

Que no nos falte nunca tu Espíritu:

orando en nuestro corazón y dando tu amor;

“restaurándonos interiormente”, con tu perdón y tus entrañas;

“haciéndonos nueva creatura”, capaces de tus obras y aún mayores (Jn 14,12);

“vivificándonos”, para vivir sin miedo, en confianza.

Que tu oración habite nuestra vida:

convencidos de que nada nos puede separar de tu amor (Rm 8, 38-39);

deseamos que todos respeten y santifiquen el amor del “Padre”;

queremos trabajar por el reino de la verdad, la paz, el amor, la libertad...;

hágase la voluntad del Padre: ella es nuestra felicidad;

que “nuestro pan” sea “pan de todos” porque es tuyo, como el universo;

perdonamos como el Padre nos perdona y confía en nosotros;

que el desaliento no pueda con nuestra voluntad de amar;

que tu Espíritu nos libre de todo mal.

Amén. Así sea. 

Lo pedimos de todo corazón.

Preces de los Fieles (D. 17º TO C 28.07.2019)

Hoy, en el evangelio, Jesús nos ha dicho: “Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden!” (Lc 11,13). Con esta confianza oremos diciendo: “Padre, danos tu Espíritu Santo.

Por toda la Iglesia:

- que todos nos sintamos “sumergidos” en el Espíritu de Jesús; 

- que cambiemos las “tradiciones gastadas y nocivas”, no evangélicas.

Roguemos al Señor:Padre, danos tu Espíritu Santo”.

Por el Papa Francisco y sus colaboradores:

- que eliminen del Vaticano lo que “no huela a Cristo”; 

- que dialoguen con todos y no impongan más de lo necesario (He 15,28).

Roguemos al Señor:Padre, danos tu Espíritu Santo”.

Por nuestros pueblos y ciudades:

- que cultivemos el trabajo bien hecho, la excelencia en el servicio mutuo;

- que tengamos unas relaciones sanas, sinceras, alegres.

Roguemos al Señor:Padre, danos tu Espíritu Santo

Por nuestras comunidades cristianas:

- que estén centradas en el amor de Dios, visible en el amor al prójimo;

- que evitemos supersticiones, manipulaciones interesadas de lo religioso..

Roguemos al Señor:Padre, danos tu Espíritu Santo”.

Por los más débiles de nuestra sociedad:

- que no les falte nuestra cercanía y solidaridad;

- que el Espíritu de Jesús les sostenga y acompañe siempre.

Roguemos al Señor:Padre, danos tu Espíritu Santo”.

Por esta celebración dominical:

- que sintamos el perdón del Padre, manifestado en Cristo;

- que comulguemos con Él y con toda la humanidad, hermana nuestra.

Roguemos al Señor: Padre, danos tu Espíritu Santo

Envía, Padre, tu Espíritu, que “rece en nuestro corazón y dé testimonio de ser tus hijos”; que “nos restaure interiormente”, perdonándonos y dándonos tus entrañas; que “nos haga nueva creatura”, capaces de obras como las suyas y aún mayores (Jn 14,12); que “nos vivifique”, nos quite el miedo, nos haga vivir en confianza. Por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, julio 2019

Volver arriba