La Iglesia ganaría en honradez, y sería más creíble, con el celibato opcional Siete preguntas (Sacerd. Caelib. nº 3) en busca de respuesta evangélica (V)

5ª.- ¿No saldría favorecido el ministerio sacerdotal, facilitada la aproximación ecuménica? (A)

Sin duda, sí. Con el celibato opcional, “sale favorecido el ministerio sacerdotal y facilitada la aproximación ecuménica”. Volver a la libertad evangélica es ir al antes de dividirse la Iglesia de Jesús. La libertad primera, como el “amor primero” (Apoc 2,4), unen las tradiciones y disciplinas eclesiales. El celibato opcional fue primero común en las iglesias cristianas. Esa sintonía favorece la credibilidad de toda la Iglesia.

1. Así concuerdan con la Iglesia primera

Pablo lo considera un derecho humano tan fundamental como el derecho a comer y beber: “¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?, ¿acaso no tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer hermana en la fe, como los demás apóstoles, y los hermanos del Señor y Cefas?...(1Cor 9,4-5).

Claro que una persona particular puede no ejercer ese derecho, al no ser necesario para conservar su vida. Pero no lo pierde nunca. Es un derecho humano, universal e inviolable, al que puede regresar siempre que lo considere conveniente para su vida personal o social. Es tan fuertemente humano que Pablo aconseja “por el riesgo de inmoralidad, que cada cual tenga su propia mujer y cada mujer su propio marido” (1Cor 7,2). Más aún: si no pueden con el celibato, deben casarse, dice a todos los cristianos: “Si no se contienen, cásense; es mejor casarse que abrasarse” (1Cor 7,9). 

2. La Iglesia ha inventado el estado clerical con amarres del celibato

¡Vive como un cura! Casa, honorabilidad, economía elemental resuelta, poder en la comunidad, trabajo de autónomo... Para quienes no puedan contenerse, la crueldad clerical tolera el abrasamiento, la destrucción personal y vocacional, antes que el matrimonio. Quien osa casarse, ya sabe: “atenerse a las norma del derecho canónico para perder o dejar el estado clerical, a ponerse a trabajar en un empleo apto y digno de un futuro marido y posiblemente padre en futuro y a aprender como sus feligreses hasta hoy que trabajan duro para mantener sus hogares. Ya verán lo que es tener que ganar el pan de toda la familia, el pagar las cuentas de la casa, el servicio de salud... PERO COMO UN HOMBRE DEL MUNDO LAICO SOLAMENTE” (Religión Digital 21.07.2019). Es el comentario que ha recibido Luis Santamaría, cura de Zamora, decidido a casarse este verano, de Ricardo Dib, cuyo perfil digital está revestido de ornamentos sacros. ¡Qué bien retrata el amarre clerical del celibato!

3. La Iglesia primera: celibato opcional “sin presiones y con total libertad

Si alguien considera que se comporta inadecuadamente con su doncella virgen, por estar en la flor de su edad y conviene proceder así, actúe conforme a su voluntad; no peca, cásense. Pero el que se sienta firme, sin presiones y con total libertad, y esté internamente resuelto a respetar la virginidad de su doncella, hará bien. En definitiva, quien se casa con su doncella hace bien. y quien no se casa con ella, hace mejor” (1 Cor., 7, 36-38).

4. La Iglesia primera prefería al obispo casado

Pablo considera que el cristiano “hace mejor” no casándose, cuando el fin de este mundo está próximo. A pesar de esa opinión, la primitiva Iglesia defendía que era mejor el obispo casado que el soltero, y aportaba razones: 

conviene que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer,... que gobierne bien su propia casa y se haga obedecer de sus hijos con todo respeto. Pues si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios?” (1Tim 3, 2-5).

5. Prohibir casarse es “alejarse de la fe”

Lo dice expresamente la carta primera a Timoteo. Afirmación tan universal como el derecho humano que defiende. El matrimonio ha sido instituido por Dios al crear (Gen 2, 23s). No puede una ley advenediza suspender tal derecho, propio de la naturaleza humana. La Iglesia ha caído en el error de prohibir casarse a obispos y sacerdotes, si quieren ejercer su vocación y preparación ministeriales. Inició ese camino prohibiendo el uso del matrimonio, y terminó por impedir el matrimonio mismo. El Espíritu advierte la maldad de esta conducta:

El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos se alejarán de la fe por prestar oídos a espíritus embaucadores y a enseñanzas de demonios, inducidos por la hipocresía de unos mentirosos, que tienen cauterizada su propia conciencia, que prohíben casarse y mandan abstenerse de alimentos que Dios creó para que los creyentes y los que han llegado al conocimiento de la verdad participen de ellos con acción de gracias” (1Tim 4,1-3).

6. La Iglesia ganaría en honradez

Los hechos de vida están clamando por superar la falta de honradez en la Iglesia:

- “El Papa Francisco ha recibido una carta firmada por 26 mujeres que viven una relación con un sacerdote y querrían hacerlo sin esconderse ni sentirse culpables, sin que la Iglesia siga obligando a sus parejas a elegir entre ellas, Dios o la doble moral de un amor escondido: `Nosotras amamos a estos hombres y ellos nos aman. No se puede romper un vínculo tan fuerte y hermoso´” (P. Ordaz. El País 20.05.2014). 

- “No podemos negar, sin embargo, que existe un porcentaje considerable de curas, para quienes el celibato es un duro combate, en el que son frecuentes la debilidad, el sufrimiento, la regresión a comportamientos arcaicos, e incluso, la tristeza.. Esto no se puede negar. Para esta gente, el celibato es más fuente de problemas que de riqueza... Más aún. Es preciso decirlo y afirmarlo con honestidad: hay un grupo de sacerdotes que vive una doble vida más o menos encubierta” (Obispo emérito, J. M. Uriarte: “Ministerio presbiteral y espiritualidad”. Idatz. San Sebastián 1999, p. 31).

- En África y en América Latina, algunos curas viven con sus mujeres en las casas parroquiales. Los obispos lo saben: “más vale tener sacerdotes casados, que no tener ninguno”, dicen. No les falta razón. Pero, si fueran honestos, lo expondrían a Roma, harían de la situación “de hecho” –que no contradice el Evangelio- una situación de derecho “diocesano”. Estaría justificado: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (He 5,29; 4,19). El obispo de Xingu (Brasil), Erwin Kräutler, decía no hace mucho: “Nosotros, los obispos locales, que somos los más familiarizados con las necesidades de nuestros fieles, debemos ser corajudos y hacer propuestas concretas”.

- La Iglesia hace excepciones con ministros casados anglicanos y otros no católicos, convertidos al catolicismo. ¿No puede hacerlo también con los suyos, que no han podido superar el celibato, pero mantienen el mismo amor pastoral? “El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1Cor 13,7). “No os toméis la venganza por vuestra cuenta, queridos” (Rm 12,19).

Jaén, agosto 2019

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