Reacciones desde Laudato Si`ante la pandemia del Coronavirus

Reacciones desde Laudato Si`ante la pandemia del Coronavirus
Reacciones desde Laudato Si`ante la pandemia del Coronavirus

Reacciones positivas. 

Es una lástima que el Coronavirus haya llegado tan  fuertemente a todo el mundo. Cada vez conocemos mejor el número inmenso de víctimas que está causado. Pero por fortuna nos hemos dado cuenta de ciertas reacciones  positivas que viene trayendo este virus. 

En muchos países se ha disminuido la contaminación del medio ambiente por la disminución del tráfico de autos y buses.  En Bogotá alguien se alegraba de poder ver de nuevo los preciosos nevados del Ruiz y del Tolima, situados en la cordillera central. Gracias a la disminución de la contaminación visual podía contemplarlos como hace años.

En Semana Santo pudimos experimentar la forma tan bella como muchas personas y familias expresaron desde sus casas su fe en Jesús, acompañándolo en sus dolores y su muerte, hasta la Resurrección gloriosa. Y esto gracias a tantas emisoras y T.V. que hacían presentes las Misas, los Viacrucis, los rosarios y demás actos religiosos.

El mismo Papa Francisco nos ha dado ejemplo de permanecer en casa guardando la cuarentena de esta pandemia. Pero gracias también a su predicación nos ha puesto a pensar no sólo en Jesús pobre, sino en los pobres. En esos pobres, por ejemplo,  que viven del llamado “día a día” vendiendo pequeños objetos o elementos de comida en las calles. Son personas que por no poder hacerlo ahora, están aguantando hambre, pues no les es fácil conseguir trabajo para ellos y su familia. 

Otro virus bien grave 

Pero también ha sido muy triste la actitud de algunos  gobernantes y de algunos periódicos y programas radiales o de T.V. por lo que comentaremos más adelante. No han sido capaces de mencionar aspectos como el Cambio Climático y otros asuntos bien graves que están permitiendo algunos gobiernos y entidades diversas. 

Pensemos primero en algo muy triste. En plena pandemia del coronavirus, la doctrina del SHOCK ha encontrado nuevos adeptos en Estados Unidos. El gobierno de Donald Trump le ha dado más importancia a los dólares que a las mismas personas y una prueba es que ha suspendido la implementación de todas las leyes medioambientales, con medidas como la revocación de los estándares de eficiencia impuestos por Barak Obama a los automóviles. 

Así un gran golpe al medio ambiente fue la modificación de los criterios de los combustibles. Desde el 2012, los fabricantes de coches tenían que garantizar una prestación de 86 kilómetros por cada galón (3.7 litros) de gasolina y ahora quedó reducida a 64 kilómetros, lo que supone un aumento de casi 1.000 millones de toneladas de dióxido de carbono, con que las que el parque automovilístico estadoudinense  está contaminando la atmósfera mundial. Y como este mandatario mencionaremos otros más adelante.   

Además no han faltado empresarios, como los de nuestro país, que debido a la crisis piden que se posterguen obligaciones ambientales o relajen exigencias derivadas de Estudios de Impacto Ambiental. Sobre esto dice Manuel Pulgar, líder de Práctica Social Global de Clima y Energía de WWF Internacional, que eso sería altamente irresponsable. 

“El super año” de la biodiversidad 

Este año del 2020 fue catalogado por el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas con el apelativo de “super año” para la biodiversidad. Diversas Conferencias mundiales deberían llevarse a cabo, como COP26 para evaluar avance en los compromisos adoptados por los países y acordar nuevos tratados para proteger ecosistemas que todavía se encuentran desatendidos. 

Muchos científicos como Felipe Castro, director del Centro de Objetivos del Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe aseguran que en medio de la incertidumbre y la tragedia de vidas humanas causadas por el coronavirus, se nos abre una ventana para pensar en las consecuencias que puede sufrir el Cambio Climático, pues en el futuro nos va a generar dolor y sufrimientos parecidos al que vivimos hoy.

Si somos conscientes de la lección que nos da el coronavirus respecto a la singularidad de nuestro planeta, sería un absurdo que digamos que lo único  importante es solo la crisis de la  salud, olvidándonos de la naturaleza y el clima. 

En este caso estaríamos postergando la atención a la siguiente pandemia, pues nos estaríamos olvidando de las fuentes. Lo ideal sería asegurar planes de recuperación que busquen enfocar la energía renovable, la electrificación del transporte, la agricultura sostenible, etc.

Qué bueno sería frenar la destrucción de la selva amazónica, que está permitiendo Bolsonaro, presidente del Brasil y aprender de los pueblos indígenas de esta región sobre cómo cultivar una agricultura que no la destruya. Qué bueno en la amazonía colombiana frenar monocultivos que producen dinero a los dueños de estos terrenos, pero que nos acaban la riqueza de la biodiversidad. 

Hablando precisamente de la Amazonía el Papa Francisco nos previno citando a Aparecida (nr. 86): “De hecho, existen propuestas de internacionalización de la Amazonía, que sólo sirven a los intereses económicos de las corporaciones transnacionales” (L.S., nr 38).

También nos advierte sobre los monocultivos: “El reemplazo de la flora silvestre por áreas forestadas con árboles, que generalmente son monocultivos, tampoco suele ser objeto de adecuado análisis. Porque pueden afectar gravemente a una biodiversidad que no es albergada por las nuevas especies que se implantan” (L.S. nr 39).          

Nuestros Retos

El Coronavirus sin duda nos ha presentado muchos retos. Ante todo de permanecer en nuestras casas y salir sólo por necesidad, la que ha sido bien delimitada por la mayoría de los gobiernos. El uso de tapabocas y de elementos de cuidado y limpieza impuestos tanto a las familias como a las empresas que han seguido atendiendo la venta de alimentos.  

Los médicos y enfermeras hay tenido un trabajo bien exhaustivo atendiendo a los enfermos. Los niños y los jóvenes no han podido asistir a sus planteles educativos y se han visto en la necesidad de ser creativos y aprovechar los medios de comunicación para no dejar de estudiar y formarse. Y sobre todo vivir la vida familiar con cariño.

Las personas que vienen de otros países han debido someterse a exámenes rigurosos en la mayoría de los casos para evitar importarnos estos parásitos tan letales. De modo especial esto ha afectado a los venezolanos.

La gente pobre, los vendedores del día a día han debido padecer fuertemente, esperando que los gobiernos, la buena voluntad de los vecinos o de las empresas les ofrezcan ayudas con que saciar el hambre que están padeciendo.  

Pero pensando a largo plazo, el reto sigue siendo para todos nosotros, tanto en el cuidado frente a la pandemia como en el cuidado del medio ambiente. En este punto la LAUDATO SI nos insiste: “El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos” (L. S., nr. 95).

RETO “ADMIRABLE”

Este último reto, según se le mire, puede llevar el apelativo de Admirable. Es decir, se nos invita a admirar, a contemplar la realidad de la Naturaleza con alegría y responsabilidad. En las caminatas ecológicas proponemos en ciertos momentos detenernos a VER, luego MIRAR, después ADMIRAR. Pero todo esto quedaría trunco si no añadiéramos el DEFENDER y CUIDAR la Naturaleza que estamos contemplando. 

 Si algún libro nos ha invitado a vivir este Reto ha sido la llamada encíclica LAUDATO SI, sobre el Cuidado de la Casa Común. Ya en la introducción nos dice: “No olvidemos que nosotros mismo somos tierra (Gen. 2,7). Nuestro cuerpo está constituido por elementos del planeta, su aire es el que nos da aliento y su agua nos vivifica y restaura” (L.S., nr 1).

El Papa Francisco nos recuerda cómo Francisco de Asís “fiel a la Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el cual Dios nos habla y refleja algo de la  su hermosura y de su bondad” (L.S., n.12).

La encíclica en esto que llamamos Reto Admirable nos pone a pensar en un primer capítulo sobre Lo que está pasando a nuestra Casa, en cuanto a la contaminación, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, etc. 

Después nos invita mirar estos retos desde el capítulo segundo: El Evangelio de la Creación. En el nr. 65 nos muestra cómo la Biblia “enseña que cada ser humano es creado por amor, hecho a imagen y semejanza de Dios (cfr. Gn. 1,26). Esta afirmación nos muestra la inmensa dignidad de cada persona humana”.

Hablando del Génesis nos indica que estos relatos de la Creación contienen profundas enseñanzas y sugieren que la existencia humana se basa en tres relaciones básicas: con Dios, con el prójimo y con la tierra (L. S., nr 66). Y más adelante nos expresa cómo “el regalo de la tierra con sus frutos pertenece a todo  el pueblo” y no a unos pocos; por tanto es necesario compartirlos especialmente con los pobres, las viudas, los huérfanos y los extranjeros (nr. 71). 

También expone la importancia de los Salmos para emplearlos cuando queremos darle la Alabanza a Dios. Y el valor de los profetas que nos exigen vivir la justicia y solidaridad con los demás. Pero también cómo con el destierro y cautividad en Babilonia ellos enseñan al pueblo a “recuperar la esperanza en medio de su situación desdichada” (nr. 74). 

Vale la pena leer El mensaje de cada criatura en la armonía de todo los creado (nrs. 84 a 88). Y los siguientes números, en especial el último sobre el Nuevo Testamento, donde presenta al Jesús terreno y su relación tan concreta y amable con todo el mudo (nr. 100).   

En el capítulo 3 propone la LAUDATO SI que analicemos la Raíz de la Crisis Ecológica. El que el Papa empleara la palabra raíz en vez de causa, parecería que está respondiendo al libro Jhon White, quien echa la culpa de la crisis actual a la cultura judeo-cristiana, por ejemplo al “dominar la tierra” y se olvida que en gran parte la culpa es del capitalismo, tan vigoroso en  la región donde nació este escritor, Estados Unidos.

Después pasa en el capítulo 4  a que enfoquemos la respuesta desde una Ecología Integral, que implica mirar este reto no sólo desde lo ambiental, económico y social, sino también desde lo cultural y desde la vida cotidiana, mirando todos estos retos  desde el bien común. 

Es un capítulo bien valioso porque en el fondo es defender tanto la vida humana como la Casa Común. Por eso el aspecto de cómo debieran ser las ciudades ocupa tanto espacio. Propuestas como la siguiente es bien valiosa: “Dada la interrelación entre el espacio y la conducta humana, quienes diseñan edificios, barrios, espacios públicos y  ciudades necesitan el aporte de diversas disciplina que permitan entender los procesos, el simbolismo y los comportamientos de las personas” (nr.150). 

Y el Papa no se contenta con proponer lo que llamaríamos la Visión, sino que pasa a la Misión. Y por eso concretiza los objetivos anteriores en el capítulo 5: Líneas de Acción. 

Algunas de ellas como si él estuviera anticipadamente pensando en el Corona Virus y en la necesidad del diálogo internacional para afrontarlo.  

Por eso invita a la política internacional  y a las políticas naciones y locales a un diálogo constructivo sobre los procesos decisionales, que tenga en cuenta el bien común. Y esto en especial cuando se trata de la economía, para que “se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana” (nr. 189). 

Por último el gran RETO del capítulo 6, el de vivir una Educación y Espiritualidad Ecológica. Aquí trata temas bien valiosos, como el apostar por otro estilo de vida, por una conversión ecológica. Casi que anticipadamente nos está invitando a que aprendamos las enseñanzas tan duras, pero tan valiosas de esta pandemia del corona virus. Al final presenta dos oraciones, cuál de ellas más bella y actual.                                              

                       Alejandro Londoño s.j.

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