Dolores de Villagarcía, mi madre

Madre, ¡Felicidades!

Ya entrada la noche, ella descansa en su cama con la paz y la serenidad que nos conforta a los dos. La he besado diciéndole que mañana será su santo, viernes de Dolores. Y con ella he recordado su pueblo, Villagarcía de la Torre, y su patrona, la Virgen de los Dolores, por la que ella lleva su nombre. En mi pueblo para reconocer a mi madre basta con decir "Dolores de Villagarcía". Esta noche, tras besarla, y recogerme en mi interior, me sale orar y reflexionar en torno a las huellas que ella ha marcado en nuestras vidas. Una oración que entiendo que puedo compartir con Cristo en presencia de su madre, y que la vivo mirando esta foto de la virgen de los dolores del pueblo de mi madre:

Huellas imborrables (Mi madre Dolores)

El camino es infinito, millones de años de creación y siglos de historia, pero la huella de lo más humano es cercana y hogareña, vivimos desde las cosas de cada día. Desde esta perspectiva, madre, tú nos acogiste en la vida, nos has querido y nos has cuidado con un sentido de la generosidad y la gratuidad ilimitado. En ti el amor se nos hace horizonte cálido y cimiento único ¿qué sería de nosotros sin lo que nos has querido? Nosotros hemos sido amados por ti y nadie nos podrá arrebatar el principio y fundamento de lo que somos en el amado y en el amante. Lo verdadero es amor, y lo que no lo es, no es de ningún modo, queda en pura apariencia y tiene sus días contados en el regreso sin futuro ni esperanza; sólo el amor permanece –serás imborrable en nuestras vidas-, todo lo demás que se genera con desamor –la injusticia, la desigualdad, la soledad, la opresión, la esclavitud…- aunque hoy se lleve los aplausos de un éxito aparente, no tiene verdad ni fondo, caerá como dice el evangelio como la casa sin cimientos cuando el viento de lo auténtico sople y quede manifiesto todo lo que era pura apariencia.

Son y se hacen camino los amantes de lo humano, los que habéis sido para los otros y, en la alteridad amada, nos habéis mostrado el rostro de lo totalmente otro, de lo inabarcable, de lo divino, de aquél horizonte cuyo camino no tiene límites, sino luz y señales hacia el infinito. Desde vosotros sabemos que sólo los que aman permanecerán, incluso aunque hayan fracasado aparentemente en esta historia, porque como dice la sagrada escritura pasará la fe, incluso la esperanza, pero nunca lo harán el amor, la ternura, la compasión, la caricia… Por eso madre, aunque ahora seas nuestro tesoro en la dependencia total, tu permanecerás para siempre, porque tus huellas serán imborrables
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