Retos para la Iglesia (3) " La generosidad"

Una Iglesia generosa y gratuita:“Deseo una Iglesia pobre y para los pobres” ( Papa Francisco)

Vencer la tentación de la posesión como elemento de seguridad es condición básica para poder vivir lo comunitario y ser comprometidos. Para Jesús estaba claro cuando proclamaba que “no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. La seguridad de la institución, del número, del poder -“Di que estas piedras se conviertan en pan” (Mt 4,3)- pueden matar la auténtica vocación y grandeza de la Iglesia y llevarse así lo mejor de sus sueños; en especial, la dimensión comunitaria, fraterna y tu capacidad de compromiso.

Por eso, Jesús invita a atesorar tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la carcoma los corroen. La generosidad, como clave eclesial, enriquece y lleva a la plenitud su realidad sacramental. Sólo hay un modo de ser Iglesia, la gratuidad que genera el verdadero amor: “Ha echado lo que tenía para vivir” (Mc 12,44). La opción por los últimos y leer la historia desde los que sufren y los pobres, propia de la Misión de la Iglesia en orden a ser fiel al Evangelio y a la Iglesia de Jesús, hoy tiene que ser prioritario en los programas pastorales.

La pastoral Universitaria ha de ser fiel a este espíritu evangélico. De cara a la investigación y el estudio hay tres cuestiones fundamentales: El qué, el cómo y el para quién. No vale cualquier cosa, tenemos una misión de ordenar el mundo según Dios, y eso toca al modo de investigar y de la docencia, así como al estudio de los jóvenes universitarios. La asamblea última de la JEC tenía un lema apasionate en este sentido: "El estudio crea cultura. Implícate". Queremos una iglesia que en la universidad genere la cultura de la generosidad, aquella que con actitud de servicio sabe servir a la humanidad, y le inquieta hacer el mayor bien al mayor número, y por eso pone su "saber al servicio de los pobres".
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