Retos para la Iglesia (5) El servicio
Una iglesia que sirve: “Que el servicio sea nuestro poder”“Sacerdotes, obispos, cardenales o Papa, sin Cristo, y este crucificado, no somos nada” (Papa Francisco).
“Todo esto te daré si te postras y me adoras” (Mt 4,9): El poder, tan necesario junto a la verdadera autoridad para el bien común, fuera del contexto del compromiso y la comunidad, se hace cruel e injusto. Cuando el poder se convierte en objetivo a alcanzar por sí mismo, se pervierte y produce muerte de lo común y lo fraterno. Hay claves de poder que dan vida… Son aquellas a las que se accede desde un compromiso de servicio; cuando no es así, se cae en la tiranía aunque se revista de respaldo de mayoría o dogmático religioso. Si esto sucede, el arma más elemental es que muera uno por el pueblo, y siempre es el otro. Caer en la tentación del poder fuera del servicio acaba anulando al que lo ejerce y al que lo sufre: “Mirad los jefes de los pueblos los oprimen y tiranizan…”(Mc 10,35-45). Pero hay otros modos: “Entre vosotros que no sea así (…) el que quiera ser el primero que sea el último y el que quiera ser el jefe que sea el servidor de todos”.
No se trata de rechazar o aborrecer el poder, sino de acogerlo en la vida con la claves del verdadero servicio: “No he venido a ser servido sino a servir y dar mi vida para rescatar a muchos”. Ojalá nuestro poder sea la vida y la alegría de los demás, el poder compartirla después de haberla favorecido y acompañado desde el lugar que nos haya correspondido y buscando siempre, cómo no, el mayor bien posible y al mayor número.
Hoy, como nunca, necesitamos una iglesia que tenga y use de verdadera autoridad, al estilo de Jesús. Una Iglesia que genere en su seno personas que ejerzan el poder con la autoridad del servicio en todos los campos: sociales, políticos, económicos, culturales, religiosos, estudiantiles, sanitarios, jurídicos… No entrar en compromisos de este orden, en el fondo, es adorar la indiferencia que posibilita el poder corrupto y tirano, y la tibieza que nos hace cómplices, desde la comodidad y el silencio, de la injusticia: “Que caiga su sangre sobre nosotros…” (Mt 27,25)
La pastoral universitaria está llamada a impulsar y desarrollar entre los cristianos, que están inmersos en la comunidad educativa, el espíritu de la participación e implicación en la estructura organizativa de la propia universidad, para servir más y mejor, y hacer una docencia y una investigación con verdadero sentido,desde una gestión humana y humanizadora. Desde ahí también proclamar la bondad y excelencia del ejercicio de la política, de poner nuestro saber y hacer en los instrumentos que generan y articulan el bien social, comunitario y público. Se trata de entender que la política - como decía Pablo VI- es un de los mejores y más importantes medios de vivir la caridad. Desarrollar la dimensión sociopolítica de nuestra fe, y desde ahí, colaborar y acompañar a los que ejercen los puestos de responsabilídad pública, así como el discernimiento y la disposición para ejercerlos para el bien de lo común.
“Todo esto te daré si te postras y me adoras” (Mt 4,9): El poder, tan necesario junto a la verdadera autoridad para el bien común, fuera del contexto del compromiso y la comunidad, se hace cruel e injusto. Cuando el poder se convierte en objetivo a alcanzar por sí mismo, se pervierte y produce muerte de lo común y lo fraterno. Hay claves de poder que dan vida… Son aquellas a las que se accede desde un compromiso de servicio; cuando no es así, se cae en la tiranía aunque se revista de respaldo de mayoría o dogmático religioso. Si esto sucede, el arma más elemental es que muera uno por el pueblo, y siempre es el otro. Caer en la tentación del poder fuera del servicio acaba anulando al que lo ejerce y al que lo sufre: “Mirad los jefes de los pueblos los oprimen y tiranizan…”(Mc 10,35-45). Pero hay otros modos: “Entre vosotros que no sea así (…) el que quiera ser el primero que sea el último y el que quiera ser el jefe que sea el servidor de todos”.
No se trata de rechazar o aborrecer el poder, sino de acogerlo en la vida con la claves del verdadero servicio: “No he venido a ser servido sino a servir y dar mi vida para rescatar a muchos”. Ojalá nuestro poder sea la vida y la alegría de los demás, el poder compartirla después de haberla favorecido y acompañado desde el lugar que nos haya correspondido y buscando siempre, cómo no, el mayor bien posible y al mayor número.
Hoy, como nunca, necesitamos una iglesia que tenga y use de verdadera autoridad, al estilo de Jesús. Una Iglesia que genere en su seno personas que ejerzan el poder con la autoridad del servicio en todos los campos: sociales, políticos, económicos, culturales, religiosos, estudiantiles, sanitarios, jurídicos… No entrar en compromisos de este orden, en el fondo, es adorar la indiferencia que posibilita el poder corrupto y tirano, y la tibieza que nos hace cómplices, desde la comodidad y el silencio, de la injusticia: “Que caiga su sangre sobre nosotros…” (Mt 27,25)
La pastoral universitaria está llamada a impulsar y desarrollar entre los cristianos, que están inmersos en la comunidad educativa, el espíritu de la participación e implicación en la estructura organizativa de la propia universidad, para servir más y mejor, y hacer una docencia y una investigación con verdadero sentido,desde una gestión humana y humanizadora. Desde ahí también proclamar la bondad y excelencia del ejercicio de la política, de poner nuestro saber y hacer en los instrumentos que generan y articulan el bien social, comunitario y público. Se trata de entender que la política - como decía Pablo VI- es un de los mejores y más importantes medios de vivir la caridad. Desarrollar la dimensión sociopolítica de nuestra fe, y desde ahí, colaborar y acompañar a los que ejercen los puestos de responsabilídad pública, así como el discernimiento y la disposición para ejercerlos para el bien de lo común.