Me permito inaugurar este blog con una serie de post en los que compartiré con todos vosotros amigos -seguro que pronto muy queridos- reflexiones que he compartido en estos días de la octava en los Negrales en Madrid, donde hemos estado convocados consiliarios y sacerdotes por parte de la Federación de Movimientos de Acción Católica. El tema tratado ha sido "Concilio Vaticano II y Acción Católica. Balance y perspectivas."
A mí me correspondió, tras las intervenciones de grandes pensadores y pastoralistas - Imanol Zubero, Santiago Madrigal, Mario Corrales, Enrique Gómez- presentar claves de horizonte eclesial deseado para el momento actual. En mi reflexión ofrecí diez puntos sencillos de esa iglesia soñada, y me tomé el interés de subtitularlos con frases del papa Francisco que me han parecido sugerentes en estas primeras intervenciones suyas.Aquí solo añadiré un apunte último a cada clave para situarla en el campo específico de la pastoral universitaria.
I.- Iglesia afectada: “El pastor debe oler a ovejas" (Papa Francisco)
No es más rico el que más tiene, ni el que más sabe, ni el que más puede… sino el que más siente: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón” (Mt 6,21).La prolongación de la encarnación del Verbo sigue siendo un reto y una clave de la misión de la Iglesia. Se trata de ser fiel a lo que Dios ha hecho en Jesucristo; en Él no encontramos a un hombre poderoso -“un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,12)-, ni sabio según el mundo -decían: “¿no es este el hijo del carpintero?” (Mt 13,55)- y, mucho menos, rico -“no tenía dónde reclinar la cabeza” (Lc 9,58)-. Lo que sí encontramos es a Dios humanado (el Dios finito, que decía Zubiri), que es compasivo y misericordioso, que anda por los caminos y se deja afectar por todos, especialmente por los más débiles, y se une a ellos en cuerpo y alma: “Lo que hicisteis a uno de estos a mí me lo hicisteis”, (Mt 25,40).
Hoy, como nunca, el mundo, la sociedad y los alejados necesitan una iglesia afectada, con sensibilidad profunda y auténtica, y éste es el verdadero tesoro que los cristianos llevamos en vasos de barro para que los demás pueden beber consuelo y esperanza. Permanece como reto fundamental que las alegrías y las tristezas de los hombres sean las de la Iglesia. El quehacer pastoral está llamado a seguir uniendo fe y vida, la espiritualidad de la revisión de vida hoy se necesita para poder llegar a ser una Iglesia encarnada.
Atendiendo a esta aspiración, la pastoral universitaria ha de tener como principio ineludible saber estar como discípula en el ámbito universitario, atendiendo a lo que en su interior se vive, se goza y se sufre, en orden a estar cercano y poder tener una actitud de servicio y entrega desde la compasión y el compromiso.