¡ No se puede esperar más¡

Me sirve como respuesta al Ministro esta reflexión desde la parroquia en la que comparto camino y nos preocupa lo que están viviendo las personas más afectadas de los barrios en la ciudad:

Grito desde barrios de Badajoz

Desde la situación que viven muchas familias, de nuestros barrios y pueblos, y ante el retraso en la resolución de las ayudas sociales (Renta Básica), queremos compartir nuestras reflexiones y preocupaciones.

Las Cáritas Parroquiales que cada semana atendemos a cientos de personas, que acuden a nuestros servicios caritasdeacogida, para solicitar ayudas de primera necesidad, somos testigos privilegiados de la situación límite, en la que viven muchas familias de nuestra ciudad y región. La gente no puede más, las personas empobrecidas no pueden esperar más, esa ayuda a la que tienen derecho y no llega.

Consideramos urgente que se agilicen, los trámites administrativos de la Renta Básica, que pueda cubrir los mínimos vitales, de cualquier persona y de cualquier familia. Meses de retrasos en la aplicación de esta ley de “protección social”, es mucho tiempo para aquellas familias que viven permanentemente, con el “corazón en un puño”, ante la incertidumbre de cómo hacer frente a las necesidades básicas del hogar. Esta situación está dañando todo el entramado personal, familiar y social.

Pensamos que, a pesar de la incipiente recuperación económica y del optimismo del gobierno, la difícil situación por la que atraviesan las familias, amenaza con la profundización de una pobreza más intensa, extensa y crónica, a la vez, que una mayor desigualdad social, porque esos síntomas “positivos” no están llegando a las personas más pobres. Nos tememos que esa desigualdad sea la herida más profunda que va a quedar tras estos años de crisis, como dice Cáritas española.

Observamos síntomas de agotamiento en las familias, que están siendo el gran soporte durante la crisis, porque los ahorros se van agotando, al tiempo que percibimos una erosión considerable en la protección social pública, por la reducción de las ayudas y el hecho de que algunas personas ya han agotado todas las prestaciones.

Creemos que los poderes públicos, no pueden desatender a los más desfavorecidos, en sus necesidades más básicas, ni dejarlos únicamente a expensas de lo que puedan ofrecerles las organizaciones sociales. Éstas realizan una labor subsidiaria y no pueden hacer frente a tanta demanda. Nuestra ayuda no es infinita ni puede sustituir a la familia y al Estado. Nuestros voluntarios están al límite ante una realidad, que ya nos está desbordando.

No compartimos esa conciencia social de la impotencia que se está instalando en nuestro país. Se nos ha hecho creer que no es posible otra cosa que el “descarte” de personas, que no es posible otra cosa que el recorte de servicios, que las únicas soluciones son financieras. Romper con esa impotencia es muy necesario en estos momentos.

Defendemos, con el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, que el ser humano debe ser el centro de toda la actividad social y económica, que la persona es el primer capital a salvaguardar, y que la dignidad humana reclama una economía más humana. “Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una distribución de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo” (Evangelii Gaudium, 204).esperanzas

Haciéndonos eco del grito del Papa Francisco: “NO OS DEJÉIS ROBAR LA ESPERANZA”, queremos construir espacios de esperanza, lo que nos lleva a reclamar otras políticas sociales y laborales, una mayor conciencia social ante la realidad de la pobreza, y pedir que no se culpabilice a los que son víctimas de situaciones que conducen a la exclusión social. Reclamamos agilización en el trámite administrativo de la Renta básica y de las Ayudas de emergencia social.

Finalmente, reiteramos nuestro compromiso, como Iglesia, de seguir en primera línea para hacer frente a tanto sufrimiento, estar en las periferias sociales y existenciales para ser luz, aunque pequeña, en medio de la oscuridad de la pobreza. La clave no está en ver la luz al final del túnel, sino en iluminar el túnel.

Cáritas Parroquial Ntra Sr. de la Asunción y Cáritas Parroquial Ntra. Sra. de Guadalupe. (Badajoz)

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