Cuento con moraleja

Los ciervos- almizclero desprenden un olor penetrante que es elaborado por ciertos órganos propios. El ciervo sobre el que te escribo se pasó toda su vida buscando ese olor.

El ciervo se preguntaba, perplejo, de dónde provenía aquel perfuma dulce y envolvente. Era imposible substraerse a él, como lo era conocer su procedencia.

Transcurrieron los años, buscando día y noche, víctima de una obsesión que no hacía más que aumentar. Vivió momentos de desfallecimiento, angustia y desconsuelo. Envejeció y murió sin saber que aquel perfume embriagador provenía de sí mismo.

MORALEJA

Solo es feliz el que da sus pasos en la dirección correcta y que le lleva donde quiere. El que sabe que cada paso le lleva al destino deseado y no al lado contrario”.

Y tú:

¿Qué buscas? ¿Algo que ya tienes?

¿Dónde buscas? ¿Sales de ti mismo para buscar, sin rumbo, deseos obsesivos, banales y superficiales? ¿Por qué no dejas a un lado esas pequeñeces que te esclavizan y te recreas en tu riqueza interior?

Para qué buscas? ¿Para alcanzar el éxito, el reconocimiento o la alabanza? ¿Por qué no te encuentras contigo mismo, echas los demonios que te acosan, valoras lo que de verdad vale la pena y lo disfrutas?
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