El amor no se puede delegar

He estado haciendo gestiones para que Arturo Pérez-Reverte dedique un monumento literario al Equipo de Animación Comunitaria de Cáritas Diocesana; es lo mínimo que estos chicos se merecen. Pero, como de momento el creador de Alatriste no me ha contestado, voy a ver si me salen palabras que aspiren a llegar a esta gente a la suela de los talones.

Cuando las mujeres de Cáritas de Santa Ana van llegando a la reunión mensual, antes que "buenas tardes" se escucha: "¿no viene Marta hoy?". Marta magnetiza cada encuentro con su mirada vivaz, su torrente de frases y una simpatía que te atrapa. Es un lujazo increíble que haya personas que mensualmente vengan a tu pueblo, a tu parroquia, y consigan acompañar con delicadeza y calidad a un grupo tan palpitante como los voluntarios de Cáritas. Visto desde la barrera de los curas, ¡vaya suerte y qué descanso!

¿Cómo serán capaces? Tener varios arciprestazgos (y por tanto un viaje de parroquias) en la cabeza, cada equipo con su historia, su circunstancia, su ritmo y su problemática; darle a cada cual lo que necesita, presentes pero sin sustituir, dinamizando sin forzar, procurando que el coordinador sea y se sepa protagonista, llegando y estando pero sin que nadie se sienta invadido, empezando por los curas con nuestro manual de instrucciones... ¿Cómo podrán estas criaturas?

El secreto es la fe; no son simplemente "trabajadores", aunque también. Son creyentes. En diciembre estuvieron aquí para retirarse, se confrontaron con el Principio y Fundamento, compartieron cómo se les manifiesta el Señor en su acción sociocaritativa, como respaldo y como reto. Para mí un privilegio beber juntos de la Fuente. Y además trajeron una comida muy rica, e Ismael un poncho muy chulo.

Sin horarios, con el cuentakilómetros pasado de rosca, los técnicos del EAC hacen encaje de bolillos para eso de "conciliar" vida laboral y familiar... ¿A qué hora llega Morke a casa la mitad de las noches? ¿Con quién deja Amor a sus dos preciosas hijas un montón de tardes? Ana Morlesín se va a casar... ¡a Evaristo no le arriendo la ganancia! "Echan" muchas más horas de las que les corresponden, se entregan con una generosidad rebosante, impagable...

A pesar de eso, ellos cobran. Claro; como los curas: "el obrero merece su salario". No puede ser de otra manera, sería impensable que una tarea tan ingente, cualificada y deslocalizada la realizaran voluntarios. Pero simples "asalariados" tampoco valdrían; tiene que ser gente de esta pasta de héroes anónimos. Gracias por contagiarme vuestra pasión, sois el mejor invento que nuestra Cáritas de Mérida-Badajoz ha concebido.

Lo siento Arturo, pero no podía delegar en tí para decir esto. Como el amor: no se puede delegar.

César L. Caro
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