"Que te compre el que no te conozca"
Pepe, debe ser casi lo único en que estoy por encima de ti, jejeje. Bienvenido a este espacio tremendamente plural, libre, rico de sentido de Iglesia y de deseo de contar el Evangelio hecho vida de formas nuevas, con lenguajes que conecten con la sensibilidad de hoy. Porque lo de Jesús se hace camino de cada día, se nos revela de manera original pero muy de andar por casa. Tú lo sabes y tienes afinado el sentido interior que intuye dónde el Reino se está encarnando.
Ayer lo hablábamos en nuestro grupo de estudio del Evangelio con los compañeros: cuánta falta nos hace a los curas mirar la realidad con los sentimientos de Cristo, con compasión, con amabilidad, dejándonos afectar por los que sufren, siendo pastores con olor a oveja, que cargan con su pueblo sobre los hombros. Y tú lo intentas, estás pegado a la vida de los jóvenes con los que te encuentras, eres capaz de mezclarte con ellos, de "ser algo suyo". Tienes cincuenta y tantos, pero te vas de campamento, duermes en el barracón y roncas (nos fastidias a los demás la siesta), coges el bastón y te echas a andar el día de la marcha. Para mí estás en la línea de los mejores salesianos, hombres que no entendían su vida sin estar entre los jóvenes.
Eso te avala. Desde luego que tú "tienes una lidia", y el que no te conozca que te compre (jejejeje), pero que estás bien arremangao en la misión, de eso no hay duda. Y además no tienes miedo; dices lo que piensas, y yo te riño porque a veces eso es una imprudencia y no conduce a nada positivo... pero reconozco que eres capaz de ser cordero casi siempre y lobo con piel de lobo cuando te parece que hay que sacar los colmillos. Eres como Natanael, en ti no hay engaño. Y eso molesta.
Por eso tú no escribirás comentarios cobardes como este de "Mérida-Badajoz", ya conocidos y que hasta el obispo sufrió (ya te dijo Leo ayer que te pareces a él más de lo que crees, jajaja). Ni yo, ni la inmensa mayoría de nuestro presbiterio diocesano, que está compuesto en general por personas estupendas. Compañeros que te conocen y te aprecian; o que, al menos, ya que no te tienen que comprar, no te devuelven. Aunque a lo mejor estás en garantía, como las lavadoras, y nos dan uno nuevo...
César L. Caro