Parecía que el oasis había desparecido dentro de una amalgama de cosas que se parecía a todo menos a un oasis. Pero los catalanes reunidos en Franfur, en donde se gastaron 23 millones de euros del erario público, decidieron reconstruir y recomponer el oasis, desde allí, sin mover un dedo, sin hace nada aquí. Lo malo es que los trenes de cercanías siguen sin funcionar y las vías del AVE siguen hundiéndose. Seguramente una buena parte de ellos no cree ni en brujas ni tiene ningún otro tipo de creencias pero creen en la eficacia de la palabra más que los adivinos y los echadores de cartas.