Apóstoles ateos

El autobús de Barcelona que va a llevar carteles pagados por los ateos será, sin duda, una publicidad de Dios. Lo mismo le ha pasado durante estas Navidades han querido guardar un secreto a voces. “Feliz año nuevo” nos dijeron en sus felicitaciones; hasta han ocultado lo de felices fiestas por miedo a que pudiéramos pensar en la fiesta de la Navidad. Su discreción (o su olvido) ha hecho correr ríos de tinta sobre la Navidad, sobre Jesús, sobre la historia de la cultura. Los creyentes deberían agradecer a los ateos la gran ayuda que están prestando a mantener viva la conciencia de la presencia de Dios pero recordarles, por caridad, que Juliano el Apóstata se vio obligado a gritar al final de sus días: “Venciste Galileo”, y que Jesús sigue en la historia, impávido, a pesar de que los revolucionarios franceses quisieron borrar su huella del calendario.
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