Cristo crucificado
El misterio que la liturgia actualiza durante los días de la Semana Santa es uno; ninguno de los momentos se puede entender sin los otros y todos no pueden entenderse si falta uno de ellos; podría entenderse en otro sentido. Este misterio empezó el día en que Dios, hecho hombre en Jesús, planta su tienda entre nosotros. Jesús sufrió los avatares de la vida humana y los humanos lo mataron y él murió por redimirlos del pecado.
Es un misterio duro. ¿Cómo Dios puede condenar a su hijo a la muerte de cruz por salvar a los humanos? Es un misterio de amor. Y no vale darle más vueltas. La filosofía puede ayudar a una comprensión global a través de la explicación de la kénosis, el vaciamiento. Dios se vació de su condición de Dios y se hizo hombre y el hombre se ha de vaciar de su mentalidad para dejarse llenar del amor de Dios.