Experiencias de Dios

Todo es melancólicamente hermoso en otoño. Mil veces anduve por estos caminos, pise en estas piedras, contemplé nacer y morir el sol y, sin embargo, es como si cada día comenzara a ver por primera vez y estuviera aprendiendo a andar. Las castañas caen, el centeno está brotando, las manzanas se terminan. Todo está muriendo y empezando a nacer. Todo parece, al mismo tiempo, un recuerdo de ayer y sin embargo nuevo, misterioso como los días de la infancia. Como si los recuerdos se hicieran sangre, mirada, gesto. De vez en cuando también ocurre algo que se encarga de desviar la atención de lo esencial. Desde la ventana veo correr por la huerta entre los tomates un gato que agranda el silencio. No son sentimientos, son experiencias. Dios anda entre todo esto
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