Los que se van al campo por que están hastiados de la ciudad, porque son ecologistas, porque pueden hacer su trabajo a distancia, porque son veganos, porque está de moda y les fascina lo nuevo, porque es más sano, porque aprecian más la vida de su gato que la de una persona, porque están convencidos de que el mejor amigo del hombre es el perro, porque les gusta el olor de la mierda de vaca, la mayoría de estos, que se trasladan de la ciudad al campeón sin abandonar la cultura ciudadana (de ciudad), va buscando remedios a sus delirios (y tal vez lo encuentre, o no) pero ninguno va a conservar la cultura del campesino ni la sabiduría de la tierra porque no la poseen ni la buscan porque no les interesa. Todos ellos irán dando por el campo los bandazos que dieron andando en la ciudad y “sus fantasmas deambularán por largos pasillos de árboles”.