Fútbol, 4: Lenguaje
El lenguaje de las crónicas deportivas, a veces es épico y heroico. “La gran victoria de un héroe repudiado”, “billete para la gloria”, “la voracidad de Fernando Alonso no encuentra freno”. A veces, es teológico, “el español regresa al purgatorio. El equipo.... deja atrás el éxtasis de la copa para volver al sufrimiento de la liga”, un lenguaje que no se escucha ni en las iglesias ni se lee en ninguna otra publicación; ni siquiera en los libros de teología de las postrimerías y escatología. Y continua la publicación:. A la gente joven tendrían que explicarle en qué consistía el purgatorio porque muchos de ellos nunca han oído hablar de él. Digo consistía porque los libros de teología ya no hablan de él.
Un buen método para reírse o enfadarse y echar las manos a la cabeza, si uno no tiene nada mejor que hacer, es escuchar las retrasmisiones radiofónicas de los partidos de fútbol por la radio. “Fulanito de tal perdió la verticalidad” para decir: se cayó; fulanito de tal “recuperó la verticalidad” para decir: se levantó. Las entrevistas a los jugadores después de los partidos derrochan sapiencia e imaginación: “Dos cero, habéis ganado. ¿Verdad?”, “Habéis perdido tres cero. No habéis tenido a cierto cara a la portería. ¿Verdad?”. Escuchando semejantes bobadas, uno se puede desternillar de risa o puede echarse a llorar.
No sé si los periodistas deportivos que hablan así loasen porque quieren hacernos reírnos, porque quieren hacernos sonrojar, porque no lo saben hacer de otra manera, por tomarnos el pelo o por quedar de originarles y creativos (cfr. F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabra).
Un buen método para reírse o enfadarse y echar las manos a la cabeza, si uno no tiene nada mejor que hacer, es escuchar las retrasmisiones radiofónicas de los partidos de fútbol por la radio. “Fulanito de tal perdió la verticalidad” para decir: se cayó; fulanito de tal “recuperó la verticalidad” para decir: se levantó. Las entrevistas a los jugadores después de los partidos derrochan sapiencia e imaginación: “Dos cero, habéis ganado. ¿Verdad?”, “Habéis perdido tres cero. No habéis tenido a cierto cara a la portería. ¿Verdad?”. Escuchando semejantes bobadas, uno se puede desternillar de risa o puede echarse a llorar.
No sé si los periodistas deportivos que hablan así loasen porque quieren hacernos reírnos, porque quieren hacernos sonrojar, porque no lo saben hacer de otra manera, por tomarnos el pelo o por quedar de originarles y creativos (cfr. F. Lázaro Carreter, El dardo en la palabra).