Fútbol, 2: Los progres y el...
"Pan y circo”, de los clásicos latinos, se convirtió en un slogan de los progres en tiempo de Franco. Su discurso era, más o menos, éste: “Los responsables políticos distra a las masas con el fútbol. El pueblo, distraído con... el fútbol, olvida sus angustias existenciales, y vive sumido en la paz de los cementerios”. Muchos de los que hablaban así “en aquel tiempo” hoy declaran el fútbol como actividad lúdica y de interés nacional.
Algunos nuevos ricos utilizan el fútbol para dar el salto a la vida pública. Buena parte de los presidentes de los grandes clubs son hombres dedicados a la empresa, con dinero y poder pero envueltos por el anonimato. El fútbol los convierte en pasto del fervor de las masas. Los presidentes de los clubs de fútbol no cobran pero “tienen mucha influencia. Los palcos del campo se han convertido en lugares de negocios. Allí no se firma nada pero se prepara el terreno para lo que sea”. Jean Zeegler, un sociólogo y diputado suizo, viene a decir en uno de sus libros (yo se lo oí, además, en una conferencia allá por los años setenta del siglo XX): Los diputados suizos no tienen sueldo pero casi todos aprovechan las circunstancias para arreglar su vida.
Los políticos van a los grandes partidos y reciben a los futbolistas después de haber ganado importantes trofeos. El fútbol es un escaparate. Muchos políticos que detestaron del fútbol y lo consideraron en su día opio del pueblo hoy lo utilizan como escaparate. He oído a un político: “No se puede cruzar con ellos ni dos palabras pero atraen la mirada de miles de electores”, refiriéndose a un grupo de deportistas con los que le habían fijado una comida.
Algunos nuevos ricos utilizan el fútbol para dar el salto a la vida pública. Buena parte de los presidentes de los grandes clubs son hombres dedicados a la empresa, con dinero y poder pero envueltos por el anonimato. El fútbol los convierte en pasto del fervor de las masas. Los presidentes de los clubs de fútbol no cobran pero “tienen mucha influencia. Los palcos del campo se han convertido en lugares de negocios. Allí no se firma nada pero se prepara el terreno para lo que sea”. Jean Zeegler, un sociólogo y diputado suizo, viene a decir en uno de sus libros (yo se lo oí, además, en una conferencia allá por los años setenta del siglo XX): Los diputados suizos no tienen sueldo pero casi todos aprovechan las circunstancias para arreglar su vida.
Los políticos van a los grandes partidos y reciben a los futbolistas después de haber ganado importantes trofeos. El fútbol es un escaparate. Muchos políticos que detestaron del fútbol y lo consideraron en su día opio del pueblo hoy lo utilizan como escaparate. He oído a un político: “No se puede cruzar con ellos ni dos palabras pero atraen la mirada de miles de electores”, refiriéndose a un grupo de deportistas con los que le habían fijado una comida.