El hecho de que una ministra dicte sentencia en un programa de televisión al que van famosos a dar exclusivas pagadas sobre su vida privada es sustituir los tribunales por un plató de televisión y prueba del grado de madurez intelectual y de responsabilidad institucional de la ministra. El hecho de que alguien de un partido acuse a otros partidos de buscar el voto de los machistas sin pruebas es prueba de frivolidad. El que un candidato a las elecciones de Madrid haya exigido, en el pasado inmediato que un candidato a la presidencia de la Generalitat dimitiera de su cartera ministerial y él solo haya abandonado su cartera ministerial porque se lo exige la ley es prueba de desfachatez. ¿Qué bien común y convivencia buscan los políticos entre los ciudadanos cuando, velada o abiertamente, incitan al rencor y al odio al otro? ¿Qué juicio le merece a Usted la decisión de un alcalde que cambia el nombre de calles que los tenían de personajes del siglo XIX por ser franquistas? La única disculpa que se me ocurre es la ignorancia o la mala fe de muchos y, en ocasiones, las dos en la misma persona.