¡Madre mía!

“El Congreso no es un colegio”, dice su Presidente. ¡Exacto! Los colegiales gastan el dinero de sus padres y los políticos gastan el dinero de todos que, en palabras de una ilustre ministra, “no es de nadie”. Oí a otro político decir: “Lo de los viajes es el chocolate del loro”. Creo que no era consciente de que estaba confesando que es sabedor de otros despilfarros mayores. Y esto viene pasando desde que nos gobernamos por la moderna Constitución. Sea quien sea el que gasta una peseta pública, tiene que justificarla. Es lógico que les paguemos el viaje y la estancia cuando son viajes para resolver problemas o hacer negocios en favor de la comunidad pero sólo a los que son necesarios para lograr el cometido del viaje porque organizan verdaderas excursiones aunque para lograr lo que se proponen no sean necesarios más que uno o dos. “¡Madre mía, y encima son aforados”, oí exclamar.
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