Esta mañana, el campo del Barcelona amaneció rodeado de peregrinos esperando comprar una entrado o poder entrar esta noche al concierto de U2; como las colas formadas para besar la Monserrat o abrazar al Apostol en Compostela. Pasan el tiempo hablando de las excelencias de sus ídolos (dioses), de sus canciones, de las colecciones de sus discos y de acontecimientos que galonan su hagiografía. A la hora de desayunar y luego a la de comer estiraron sus servilletas, sacaron sus viandas y sus bebidas y repusieron fuerzas para seguir esperando ver, escuchar y, si posible, sacar una foto, Sería motivo de éxtasis, rozar la orla del vestido o de la camiseta del dios. Muchos de estos seguidores, algunos venidos de muy lejos, no entienden que los fieles de muchas religiones pasen sus pañuelos o enciendan velas al santo de su devoción.