Escuché hablar, por primera vez, a Christriane Stallaert sobre la inquisición y el semitismo al lado del lago embaucador de Constanza, en un congreso sobre “Los judíos en España”. Desde entonces sé de su preocupación por sacar a la calle, arrancándolos del endogámico mundo académico, los problemas de la pureza de sangre y del holocausto.
En su libro “Ni una gota de sangre impura. La España inquisitorial y la Alemania nazi cara a cara” (Galaxia Gutenberg&Circulo de Lectores, 2006), lo logra con creces. Paseándose por sus páginas, el lector tiene la impresión de estar hablando con la autora, una tarde de verano, tumbados al amparo de una sombra frondosa sobre la hierba fresca de un prado verde. No es de extrañar cuando se conoce a la autora.
Christiane posee la rarísima virtud de conjugar una sencillez desconcertante con una erudición asombrosa. Durante los veranos se patea España y Portugal con su familia en una caravana buscando la “manera de pensar” de las gentes. Christiane tiene la sabiduría de la tierra y su libro la rezuma.