Hoy es un día aciago: los barcos que van hacia el matadero, el accidente de avioneta en algún lugar de Latinoamérica, el alumno del colegio de Barcelona que mata a un profeso, el pronostico médico que declara el cáncer de un amigo. Hay cosas que uno puede remediar, otras a cuya solución puede aportar un granito de arena y otras cuyo control escapa por completo a nuestro radio de acción e influencia. Son estos últimos los que nos dan la medida de nuestro poder, de nuestras limitaciones. Aceptarlo sin aspavientos ni enfado es señal de sabiduría y, sobre todo, de realismo