Silencio y contemplación

Creo que nada enseña tanto como la reflexión sobre la experiencia de las cosas actuales adobada con la lectura continua de los antepasados. Aunque los libros casi nunca resuelven los problemas sino que los crean, la lectura de un buen libro es como un diálogo con alguien que ha pensado sobre eso que está llamando nuestra atención porque nos interesa. Soy consciente de lo frágil que son las palabras y de cuanto hay que rumiarlas y meditarlas antes de que salgan de la boca. Con el tiempo descubrí que la razón más bien se impone con el silencio antes que con la fuerza y los gritos. Siempre faltan palabras donde sobran sentimientos. La admiración, la contemplación y el éxtasis son más contagiosos que los discursos
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