Sonrisas de Dios

Las nueces, las manzanas, las castañas, los membrillos son como leves sonrisas fugaces de Dios que se difunden a los cuatro vientos durante el verano pero se revisten de madurez y experiencia en el gran silencio otoñal. Las castañas son orgullosas como una piedra en manos de Michelángelo, las manzanas como una flor la blusa de una modelo, los membrillos como un rayo de sol sobre un diamante. Los paseos de esta época se tiñen de sombras profundas e iluminan de luces intensas con una infinidad de todos intermedios en los prados, los robledales, los castañares.
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