Los alrededores del Camp Nou eran una olla a presión. Cánticos, hogueras, petardos de grandísima potencia, gritos ofensivos contar el adversario. Durante el partido gritaban a los jugadores que salían en la pantalla: dale, machácalo. Si se hubiera dejado caer por aquí un marciano en esos momentos se preguntaría: ¿Contra quien es la guerra? La violencia era verbal, psicológica, simbólica. El adversario no se veía. Si se hubiera visto tal vez la policía se hubiera visto en la necesidad de evitar la violencia con violencia,