El bodoro indio en Barcelona es un insulto a los indios de Calcuta que mueren tirados en las calles, un insulto a los miles de voluntarios que dan su vida por ayudar a los miserables. Por supuesto, podía haber hecho una boda espléndida por la mitad del dinero y la otra mitad darla a las Hermanas de Teresa de Calcuta, a hospitales, a universidades. Pero no nos hubiéramos enterado en Barcelona ni en el resto del mundo de que este señor puede permitirse todos los lujos. El lujo es la posesión de las cosas que no aumentan la satisfacción corporal sino la social. Tiene que ser público, porque sólo produce el placer de ser visto y deriva de un afán de distinción. No es una necesidad real sino simbólica.