¡Qué cosas, Señor!

Me llegan noticias de que en algún país mis libros o libros sobre mi se venden como rosquillas. ¡Si alguien me hubiera dicho que estaría algún día entre los autores más vendidos, hubiera creído que me estaban tomándole pelo ¡Qué cosas tienes, Señor! El habito no hace al monje pero, ya ves, cambia muchas cosas.
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