Esta mañana cuando estaba leyendo: “Es imposible saber a dónde vas si no sabes de dónde vienes”, y también: “¡Qué prodigalidad para gastar dinero público en inanidades!”, uno de los que tomaban café en la barra, al oír a un político que decía de otro: “Todo su discurso ha sido una mentira. Miente tanto que el mismo se cree sus mentiras”, comentó: “Ninguna p. llama honrada a otra p.”. En misa recordé lo que había oído al contertulio en el bar al escuchar la lectura del Evangelio. Dice Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos (los sabios): “…las prostitutas (pornai, en el texto griego) os precederán en el reino de los cielos”.