Los políticos han de agradecer a los estudiantes ocupantes de las universidades que hayan popularizado el tratado de Bolonia sobre las universidades. Hasta entonces nadie había oído hablar de tal cosa. Al principio, los políticos dijeron que eran pocos y sin ninguna representación, y sólo prestaron atención a la cosa cuando se había convertido ya en un grave problema. Entonces les prometieron sentarse a la mesa con ellos y dialogar. ¿Si son pocos y sin representación con quién van a dialogar y para qué lo van a hace? Con la que estaba cayendo en Grecia, los políticos que habían acusado mil veces a las jóvenes generaciones de desidia y falta de interés político porque no se inscriben en sus políticos, le vieron las orejas al lobo.