Un rumor que es clamor

Ha dimitido Rosell. Está bien la reacción ante el error porque de sabios es corregir errores pero es condenable el error que le lleva a dimitir. Cuando un político dimite porque es cazado, el partido lo pone siempre como ejemplo para afear la conducta de políticos corruptos de otros partidos que no dimiten. Puede que Rosell haya ocultado operaciones para favorecer a terceros, seguramente mintió a los socios con la intención de afear la conducta de otros clubes, y “si fuera verdad que dieron dinero para los niños de las favelas lo hubieran dicho desde el primer momento porque sería una publicidad inmejorable para todos los implicados en la operación”, dice todo el mundo. Se habla de diferentes fuentes de las que pudo manar la acusación contra el expresidente. Pudo venir de los partidarios de Laporta, anterior presidente del Barça, también se nombra a Florentino de quien dijeron los del Barça que había despilfarrado el dinero del club al pagar tanto por Bale. La gente está convencida de que el denunciante es un hombre de paja que oculta la identidad de algún pez gordo. Se dice que el mundo del fútbol está asustado. Hasta ahora se tapaban unos a otros pero ahora se ha destapado la caja de los trueno y pueden aparecer chanchullos, negocios turbios y operaciones de blanqueo que utilizan el fútbol como tapadera. Para poner remedios al desmadre, presidentes de varios clubes, con Villar a la cabeza, firmaron un documento pidiendo el indulto del expresidente del Sevilla. ¿Los mueve la solidaridad, caridad o el temor a que el cabreo de rienda suelta a la venganza y se vaya de la boca y empiece a soltar? “Un secreto a tres es un clamor”, se dice.
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