Muchos políticos catalanes están pidiendo a gritos que alguien les impida hacer lo que dijeron que iban a hacer; hacen como mi amigo Juan, un niño de 72 años. Cuando le pregunto algo, me responde: “Hay que saber”. Y me lo explica: “Antes de cruzar la carretera hay que mirar a ver si viene un coche”. Y como yo suelo estar en la otra orilla, Juan, mirándome a mi, cruza la carretera olvidándose absolutamente de si vienen o no coches. Yo miro a uno y otro lado por él. Pero los políticos catalanes no son Juan. Están con el culo al aire y nadie los quiere darles con qué cubrir sus vergüenzas