Un trozo de Camino

Un grupo de amigos hicimos un trozo del Camino de Santiago, él de la Plata, de Vilar de Barrio a Xunqueira. Unas horas caminando entre robles centenarios, el camino sembrado de bellotas que hubieran hecho las delicias de piaras. Pasamos por Pedroso, el pueblo del señor de la editorial Ir Indo; por varios pueblos, en buena parte deshabitados aunque llenos de casas nuevas o recién restauradas. “En verano están llenos”, dijo alguno de los peregrinos. Las huertas llenas de manzanas, nueces, pavías tiradas en el suelo. “Por aquí sólo recogen la fruta que comen, la que sobra se pudre en la tierra”. Las orillas del camino, aquí y allí, estaban salpicadas de cogomelos. En Xunqueira, visitamos la iglesia y el claustro de la Colegiata, que guarda uno de los órganos, con él del Monasterio de Celanova, de referencia de toda España. Un día de otoño lleno de color, de olores, de vistas panorámicas. Pero sobre todo, un día de amistad andariega.
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