El obispo de Ávila anima a un existencialismo cristiano en la celebración de San Segundo Gil Tamayo: "No vivamos un cristianismo light, de ir tirando. Testimoniemos"

Ávila celebra a su patrón, san Segundo
Ávila celebra a su patrón, san Segundo

Ávila recuperó, tras un año de celebración a puerta cerrada y con aforo restringido, la fiesta de su patrón, San Segundo. La catedral acogió la efeméride que este año recuperó la procesión hasta la ermita en la ribera del Adaja

El obispo José María Gil Tamayo pidió no tener vergüenza de tener valores cristianos en una eucaristía con una amplia asistencia de fieles

Recordó la pandemia y una segunda plaga, la guerra: "Pedimos hoy que venga la paz. Pero la paz no es consecuencia de equilibrio armado; es consecuencia de la justicia, de la paz"

Al término de la eucaristía, comenzó la procesión con la imagen del patrón hasta llegar a su ermita, en la ribera del Adaja

Ávila recuperó, tras un año de celebración a puerta cerrada y con aforo restringido, la fiesta de su patrón, San Segundo, uno de los siete varones apostólicos llegados a evangelizar la Península Ibérica, y que fundó en esta tierra la primera comunidad cristiana, considerado así el primer obispo de esta Diócesis. El obispo José María Gil Tamayo aseguró que no se puede vivir un "cristianismo light, de ir tirando”, por lo que pidió no tener vergüenza de tener estos valores, según informa Ical.

La catedral de Ávila acogió la celebración del patrón, en una eucaristía con una amplia asistencia de fieles. Precisamente pensando en estos dos años pasados comenzó el obispo, recordando a quienes se han ido estos “dos años de sufrimiento. Pedimos la intercesión de San Segundo para que acabe ya esta plaga”.

Otra plaga que ocupó los primeros compases de la reflexión de monseñor Gil Tamayo fue la guerra de Ucrania, “que nos toca tan de cerca con el sufrimiento de un pueblo que ha visto pisoteados sus derechos, sus libertades, su independencia". "Pedimos hoy que venga la paz, este anhelo tan del ser humano, que nos es consciente del sufrimiento que acarrean las guerras. Pero la paz no es consecuencia de equilibrio armado: es consecuencia de la justicia, de la paz. Seamos, pues, solidarios con los que sufren, acojámosles. Y pidamos la paz también para nuestro pueblo de Ávila, para que el Señor proteja esta provincia y la dé prosperidad. Se lo pedimos hoy por intercesión de nuestro patrón”.

El obispo insistió en que en no pocas ocasiones (al igual que ayer en la celebración de San Pedro de Alcántara) “nuestra fe no se quede solo en un titulo, sino que se refleje en nuestro modo de vida. Que seamos buenos hijos de San Segundo, y testimoniemos que somos cristianos”.

Una fe “sin complejos” de la que no debemos avergonzarnos. “No vivamos un cristianismo light, de ir tirando”, pidió Gil Tamayo, que hizo referencia a cómo el Evangelio muestra sin tapujos los defectos de los Apóstoles (“hasta Pedro reniega de Jesús tres veces”), para mostrarnos que nosotros no somos tampoco perfectos, pero también estamos llamados “a mostrar en nuestra generación lo que somos”.

No podemos vivir un cristianismo privado, sólo en las fiestas, sólo en caso de emergencia. Tiene que ser transversal en muestra vida”, añadió el obispo de Ávila, quien pidió que la fe no fuera algo marginal, sino trascendente en la vida. “Con respeto exquisito a las creencias de los demás, no podemos avergonzarnos de las nuestras. Porque Dios se está convirtiendo en un sin papeles. Lo escondemos. Y así nos va. Cuando quitamos el fundamento de muestra fe, de nuestra cultura, vivimos en un vacío”.

Y esa falta de Dios en las vidas cotidianas tiene a su juicio consecuencias. “No hay un medidor de la fe. Pero no podemos vivir como paganos, con indiferencia religiosa, con ateísmo práctico. Porque se cae en un existencialismo peligroso. Ante ello, hemos de recuperar el sentido trascendente de la vida, donde tenemos como culmen nuestros grandes santos. ¿Os imagináis que San Juan de la Cruz o Santa Teresa hubieran marginado a Jesús? No serían San Juan, Sant Teresa. Y nuestra tierra no sería Ávila”.

“Si no lo recuperamos, vivimos en crisis. No tenemos asegurado ante males externos nuestra pervivencia. Recuperemos la fe como cosmovisión de la vida. Recuperemos el cristianismo existencial", dijo.

Con ese anhelo de ser “amigos fuertes de Dios” como pedía Santa Teresa, y de honrar las raíces cristianas encarnadas en San Segundo, concluyó su prédica Gil Tamayo, para continuar con la eucaristía. Al término de la misma, comenzó la procesión con la imagen del patrón hasta llegar a su ermita, en la ribera del Adaja. Durante el recorrido, la imagen entró en la iglesia de San Esteban, donde volvió a reencontrarse con la Virgen del Consuelo.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Volver arriba