Afirma que no hay “destinos vitalicios” y que el sacerdote “no es propiedad de una comunidad” La Iglesia gallega, contra quienes protestan por los traslados de curas: “Una demagogia lamentable”

(Jesús Bastante).- No a los "destinos vitalicios". Polémicas como el traslado del cura de Friol, que provocaron las continuadas protestas de la feligresía, han llevado a los obispos gallegos a publicar una carta pastoral conjunta, en la que recuerdan que "el sacerdote no es propiedad de una comunidad creyente determinada", y critican las "presiones" recibidas por parte de fieles y autoridades, que suponen "una demagogia lamentable".

La carta, que lleva por título "Sobre la conversión pastoral y misionera en las parroquias", está fechada el 25 de julio (fiesta del Apóstol), pero hasta ahora no se ha hecho pública. En la misma, los seis obispos gallegos advierten que este tipo de protestas generan "pesar en nuestro ánimo y confusión en el pueblo católico fiel".

"Aunque puedan ser vistas como problemas puntuales, nos parece que tienen gran relevancia eclesial, porque afectan al corazón de nuestra vida como comunidades cristianas", añaden.

"Observamos que, a veces se genera malestar en algunas comunidades parroquiales ante decisiones que nos exige el bien pastoral y una más equilibrada distribución del clero, sobre todo en estos momentos en los que los sacerdotes son menos y algunos ancianos", comienza la nota, que ve "comprensible" el malestar de los fieles "como expresión del aprecio hacia el sacerdote", pero que "denota la necesidad de una auténtica comprensión del ministerio ordenado".

"Hemos de recordar que el sacerdote no es propiedad de una comunidad creyente determinada, sino que está en ella como enviado del Señor para ser servidor fiel y solícito de la Iglesia, que no tiene fronteras". En otras, palabras, que el religioso ha de "estar listo para afrontar las circunstancias más variadas, con la constante disponibilidad a servir, sin condiciones, a toda la Iglesia".

Frente a eso, denuncia la carta, "en ocasiones percibimos que, en una sociedad democrática y aconfesional, algunas autoridades, sobre todo locales, quizás sin pretenderlo, han apoyado o alentado ciertas reivindicaciones del pueblo en asuntos que no son de su competencia, corriendo el riesgo de caer en una demagogia lamentable".

La polémica, sostienen los obispos, se agrava cuando "algunas personas, en ocasiones no del todo implicadas en la marcha cotidiana de nuestras parroquias, o incluso a veces ajenas a la vida de la Iglesia misma, cuando surge algún malestar ante algunas determinaciones del gobierno pastoral, aplican a la comunidad eclesial una estrategia y una forma de actuación con la que pretenden convertir a la parroquia en una ONG o en una sucursal sindical, generando malestar y enfrentamientos entre los mismos fieles".

En bastantes ocasiones, añaden, "recaban firmas -a veces en un número superior a los miembros de la comunidad parroquial a la que dicen representar- pretendiendo con este sistema, tan extendido en la praxis reivindicativa del mundo civil, presionar al Obispo y obligarle a rectificar un nombramiento pastoral", que sólo compete al prelado, y no a toda la comunidad, constata la carta.

Del mismo modo, apunta el escrito, "algunos sacerdotes, dejándose llevar en ocasiones por presiones de su entorno, manifiestan una doble actitud en su respuesta, que genera confusión, preocupación y dolor". Frente a esto, los obispos exigen que "se guarde la comunión efectiva con el Obispo". En román paladino: que se le obedezca.

"En la Iglesia, los que ejercemos el ministerio ordenado, sabemos que nuestra vocación es el servicio y que no somos propietarios de las parroquias, ni de los bienes patrimoniales e histórico-artísticos de las mismas", denuncian los obispos, que hablan de cómo algunos sacerdotes, "al recibir un encargo pastoral, lo asumen como un destino vitalicio".

En lo tocante a los miembros de la parroquia, la nota episcopal incide en que "no son propietarios ni del templo, ni de la casa rectoral, ni de los bienes artísticos y patrimoniales, como tampoco lo es el Obispo que sólo es custodio de esos bienes".

Tras resaltar la "realidad pluriforme" de la Iglesia gallega, los obispos ruegan a sacerdotes y fieles que "no rompamos esta realidad de comunión con expresiones individualistas e interesadas que dificultan a los fieles vivir pacíficamente el misterio fecundo de la Iglesia y desfiguran su rostro ante el mundo".

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